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lunes, 11 de junio de 2007

CRÓNICA DE UNA PEDALÀ

La “X Pedalà Villa de Pinoso”, muchos la recordarán como exigente y dura, y otros incluso la elevarán a la categoría de extremadamente salvaje. Lo cierto es, que enfrentarse por dos veces a las interminables rampas del Cabeçó de la Sal después de 30 kms, y habiendo atravesado el Barranc de Caseta y las Tres Fuentes con anterioridad, es… defínelo como quieras.



La mañana amaneció gris, las gotas de las calles novelderas a las 7 de la mañana se convertían en cielo más plomizo aún pero sin agua, a medida que nos adentrábamos en los confines del Vinalopó. “Esperemos que el tiempo aguante así, fresco pero no lluvioso”. Es lo que pensamos todos mientras a golpe de ikusi eta ikasi, ellos dicen mierda nosotros amén, salve o si vis pacem parabellum, llegamos a el Pinós, donde una decidida ardilla se convierte, en plena calle, en la postal más amable de hoy. Llegamos pronto, tan pronto que da tiempo a revisar los errores de las inscripciones (solventados sin más), comer, beber, plantar pinos, centrar ruedas e incluso calentar suavemente. Observamos a mucha gente de Novelda y un buen ambiente en general.
Preparados listos ¡ya!

Salimos a la cola de 432 bikers. Demasiado atrás. Ya sé que la jornada será larga, pero meterte por polvorientas sendas pisadas por más de 600 ruedas, tiene su punto negativo. Al salir del pueblo vemos una polvareda inmensa en forma de manada. Nunca volví a ver la cabeza de carrera. Mi recuerdo, esa nube blanquecina, ese gusto a tierra en suspensión al chupar el camelbak, y una risa entre desesperada y sincera, al ver lo que llevamos delante. Tampoco volveré a ver a mi colega Berenguelo. “Espero que cojas tu ritmo” le digo mentalmente. Tiro para adelante atravesando pelotones de bikers pinoseros. Los hay por doquier. Se lo toman con guasa. Son de esos tipos que te ponen de buen rollo atascado en mitad de una senda flipante, que no disfrutas por la marabunta de gente que hay. También me acompañan dos tipos muy morenos que me acompañarán todo el camino. José me comenta que tan solo llevamos 95 metros de desnivel positivo, me pasa y tira. Yo me quedo pensativo y compruebo desalentado que nos quedan 1701 mts de desnivel, subo un repecho y digo: “1695”.
El Xinorlet. Compruebo que la Penya el Rot conserva esa venerable hinchada repleta de verdaderos supporters. Allí están animando y dando brincos, sin pedir resultados a cambio. Distingo a mi madre, y a mis tíos Antonio y Carmencita’s. Bravo!!! Con el subidón disfruto el doble por unas sendas guapas que nos llevan hasta Cases del Senyor.

Empieza la guerra para unos, y la desesperanza para otros.

Calma. Cartelito de marras indicativo del Barranc de Caseta. Hace poco que rotamos por aquí, cosa que se agradece como experiencia reciente para saber que es una subida por pista ancha, y dura de cojones. Empiezo a contar los que voy pasando. “-1, -2, -3”… me digo mentalmente. Otras veces me pasan y en vez de restar, sumo. Sigo con los pinoseros y los del maillot de Los Calares del Mundo. La visión oscurece el alma. Cielo a punto de reventar, aire muy fresquito, sudor a borbotones, sorbos de camelbak, comunidad de penitentes enfilando las rampas… Sielito Lindo es lo único que me devuelve una sonrisa. Qué bien sube. El propedal en marcha y p’arriba. Llego al Pi de la Farola con la cifra de -15. No está mal, teniendo en cuenta que en el rampón más duro de esta vertiente norte del Barranc de Caseta, pasé por mi primer momento crítico de la Pedalà, con intención de poner pie a tierra. Giro a la derecha y seguimos subiendo entre los ánimos de los espectadores locales que espetan sus ánimos que se cuelan por las profundidades del bosque que atravesamos. Arriba, en aquél lugar en el que terminábamos las cronos del Barranc hace más de diez años, me pasa un chaval preguntándome si ahora ya es todo bajada. “Eso espero” le respondo. Enfilamos las Tres Fuentes en busca del avituallamiento. Las sensaciones son mejores que el año pasado. Me siento seguro con mi Yeti, y en cuanto el camino se torna hacia abajo, las sensaciones de grandeza hasta ahora irreconocibles para mi, se convierten en placer en grado sumo. Pasamos de largo la zona del refugio y nos metemos por el Barranc de les Tres Fonts en busca del ansiado avituallamiento. El fondo del barranco es el típicamente mediterráneo, con acumulaciones de millones de diminutas piedras que zigzaguean las burras provocando algún que otro susto por “comportamiento equivocado”. Atisbo al colectivo biker zampando sandías frescas y pastelitos a diestro y siniestro. También a José que me recibe con los brazos en alto. Diez minutos o un cuarto de hora después avanzamos de nuevo por una senda salitrosa con las barrigas y el camel llenos. La Pedalà siempre olerá a sandía para mi.
Del cielo al infierno en 10 minutos.

Avanzamos por un tramo relativamente largo de senderos yetosos, que permiten disfrutar el momento. En una recta de asfalto decido parar a mear con la vista clavada en mi primo. “Ahora te pillo, es que no me aguanto”, le mando mentalmente. Craso error, pues no lo volveré a ver hasta entrar en meta, por más que mi mente ida lo busque por las alturas del Cabeçó de la Sal cuando los pinos lo permiten. Los Rot Supporters me gritan de nuevo a su paso. Que dulces me las prometía ante el rodar de la pizpireta burra!!. De nuevo craso error. Un giro a la izquierda me estampa de lleno la rojiblanca realidad del Cabeçó. Esta montaña salina demuestra que aunque permite un agarre descomunal, es capaz de destrozar el pulsímetro del mismísimo Moreno. Enfilo una sucesión de empinadas cuestas de nuevo con los pinoseros, en especial con uno que cada vez que coincidimos nos decimos “ja va quedant menos”. Paso por mi segundo momento crítico, y compruebo que la montaña me ha vencido con cien metros de caminar arrastrando a Sielito. Llegamos a la cumbre, tras casi 400 mts de desnivel positivo en unos 6 kms. Tela de la buena! Enfilamos ahora un magistral descenso por una senda típica de esta montaña. Se podrían escribir libros enteros de las trialeras y sendas del Cabeçó por su adherencia y espectacularidad en cuanto el firme es eso… firme. Alucino con el descenso que me pego. No bajo, vuelo! Jamás había disfrutado tanto un senderito tan técnico. Lamo las cubiertas de la gente que tengo por delante, se acojonan y me dejan pasar. Siento una extraña sensación de que algo está cambiando. Miro en las rectas el basculante de Sielito y lo veo en acción… barranco y a por the Cabeçó Second Part.

Segundas partes nunca fueron buenas…

Eso dicen. Y les doy la razón oigan. Charlo con Carmelo (que desde aquí hasta la meta será capaz de meterme veinte minutos), me comenta que espera a un colega que lleva detrás. Yo le digo que tengo uno por delante y otro por detrás. Lo pierdo en mitad de una rampa asfáltica, va sobrado, poderoso. Ya no lo veo. Mi mirada se nubla. Ando más que pedaleo. Ya no cuento la gente como ascendiendo el Barranc de Caseta, simplemente porque el número ahora es positivo. Me doy por vencido. La idea de vencer el Cabeçó tendrá que esperar. Lo maldigo, pero a la vez, me atrae. Me lo tomo con calma, así que como un poco pues me siento flojo, saco fotos… Llegamos de nuevo arriba con general satisfacción, me dicen si quiero agua y respondo que “noooooo” al comprobar el inicio de la bajada trialerosa que nos debe dejar en el llano pinosero 400 mts más abajo. La bajada es salvaje. El terreno está trillado completamente, “debo ir el 400 por lo menos”, pienso al ver el estado del sendero. Parece que estemos descendiendo las dunas del Gobi. La gente me interrumpe. Me arrasan subiendo y los pillo bajando. Inaudito. Paso a un chaval por el sitio más insospechado. La Yeti me da ese coraje y esa valentía necesaria para disfrutar una trialera como esta. Meto la burra por donde quiero, hago todas las curvas sin poner pie a tierra por muy cerradas que sean. Incluso una que tiene una indicación y una tela indicativa de los 100 mts de caída hacia el barranco…

El tío del mazo.

A saco. Tan a saco que estoy desfondado. Bueno, total para lo que queda. El Pinós debe estar ahí. ¿Ahí?. Lo siguiente son 8 kilómetros de los más largos de mi vida ciclista. El tío del mazo me golpeó con una fuerza brutal. La gente me sacó entre 10-15 minutos en un llano picado hacia arriba que a mi me dejó desalentado completamente. Tenía de ganas de pillarme la carretera y pasar de todo, de subir aquella loma y ver el pueblo, de llorar, de… No tengo ganas de describir el calvario que sufrí. Comí dos veces. A punto estuve de tirarme con los pies en alto… Iba haciendo la goma con una Prophet: me pasa, le paso, me pasa, le paso… También va tocao. De repente, mi cuerpo me da las últimas fuerzas que le quedan, pillo de nuevo a la Prophet y me pongo a rueda. Se gira el tío, me mira, y me dice: “joder tío, que huevos que tienes”. La recta de entrada picando p’arriba me cuesta como el mismísimo Cabeçó. Ambiente de meta. Rot Supporters, colegas roteros no vencidos, familia, cansancio, qué se yo… solo sé que espero volver de nuevo. Mención especial para mi colega Berenguelo, que tuvo la cabeza fría y el temple adecuado, como para dejarlo cuando era preciso. Tres horas y cuarenta y un minutos para mi. Tres horas cincuenta y seis para la organización. Primero y segundo dos novelderos.
Adelante!

6 comentarios:

  1. Cómo mola disfrutar de la lectura de una buena crónica tras una marcha!. Vuelves a sentir las mismas sensaciones de nuevo pero sentado en la oficina con el aire puesto. Qué gustazo!. Sin duda alguna, las crónicas son lo mejor del blogo. Ahora sólo falta lo más difícil: reunir todas las fotos para poder colgarlas como Dios manda.
    Muy buena crónica, secre!

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  2. ...Por cierto, seguimos liándonos a la hora de poner una entrada con el "Leer más", eh?

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  3. Ostia!!!!

    Ante semejante cronica, se te quitan las ganas de montar en bicibleta, je, je, je....

    Y vosotros queriais que yo me apuntara a la marcha...????, menos mal que no lo hice, porque mi cuerpo no se si hubiera aguantado eso, semejante esfuerzo fisico.
    Aunque bueno, todo sea dicho, ayer me casque 14 Km corriendo subiendo a nuestro queridisimo Santuario de Novelda que tampoco estuvo nada mal.

    Vaya cronicas que se espolsan "los primos", la sensacion que tengo despues de haber leido las dos cronicas es como si yo lo hubiera hecho o lo hubiera vivido en mis carnes, muy buenas cronicas!!!!

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  4. je, je, je.
    El año que viene te espolsas tú una...

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  5. Si Dios quiere y mi condicion fisica esta bien, eso esta hecho!!!!

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  6. Ahí estás tú.
    Por cierto, si te molan las crónicas no te pierdas las que hicimos para la marcha de Novelda, ni las rotadas épicas. Pincha en "Competiciones" y en "Rutas" o "Datos Ruta".
    ;)

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