POR EL MAIGMÓ Y EL DESPENYADOR
“Santa manía de levantarse a las 7 un sábado por la mañana… ¿no tenemos bastante entre semana?”. Es lo que me vengo preguntando mientras espero a que llegue el Bere presto con su rot-móvil para poner rumbo a los perfiles decididos del Maigmó.
No aparece la flagoneta, sino un Josh con tremendísima cara de sobao. Me habla de no sé qué llave, en no sé qué cerradura, de no sé qué puerta, y acierto a pensar que ayer cayó más de un plis play nocturno.
Y sin darme cuenta estoy en la Sede Rotera enseñándole la Yeti a David, hermano de nuestro Berenguelo, que en pocas horas pirará para Vallnord. O sea, que lo flipo por momentos cada vez más.
El caso es que más tarde que temprano empezamos a descargar las burras en el Balcó d’Alacant: Mr. Zambu, Josh, Berenguelo y un servidor. Al montaje de las burras le sigue la actuación estelar de Berenguelo, que nos hace llorar de risa con su pinta pseudo-endurera heredada del Decartón.
Fresquito matutino en el pulmón alicantino, tras largo periodo de ausencia rotera por estos lares.
El bosque está solitario, quejumbroso, aletargado… pronto se despierta al sentir el trotar de cuatro tíos que arrastran a las espaldas más kilos que un sherpa nepalí.
Empezamos bajando. Mala cosa, pues quiere decir que llegaremos al coche subiendo. Las paradas se suceden por reajustes varios, pero aún no ha despuntado el sol entre los pinos y el Maigmó ya nos está poniendo a prueba: el Camino de la Menta.
Ganamos altura por este extraordinario camino. Es de los que hacen afición, cómodo de ascenso, y rodando a través del bosque hasta llegar a un depósito contra incendios. La vista del pico del Maigmó a nuestras espaldas es espectacular.
Bajamos de nuevo y subimos hasta alcanzar el nevero de Planisses. Josh reconoce el lugar “Oye Vicent aquí no es dónde…”, “Sí” le interrumpo antes de que acabe la frase.
Como son pasadas las 10 y tenemos más hambre que el perro del Pelanas, pues aprovechamos la sombra de una encina en mitad de las praderas de Planisses para darnos el atracón. Me da por hacer el mono y casi me quedo comiendo bellotas en la cruz del árbol.
Después del almuerzo, la cara del Zambu se torna roja al ver que nos transformamos cual Caballeros del Zodíaco para la bajada.
“No Zam, no vamos a bajar en parapente, sino en bici. Lo de las protecciones es simplemente para acojonar nada más”. Pero su cara no cambia de color. En fin… a ras!!! Lujuriosa bajada por el Barranc de la Fusta que en unos 4 kilómetros baja desde los 1050 mts a los poco más de 700.
Bajo del todo, suenan los comentarios “he pillao 50 por el camino”, “os habéis pasao la trialera”, “hostia iba tocando la trasera con el culo”, “qué flipe!”, “voy a mear”, y demás…
La bajada inédita para nosotros forma parte de un PR, que desde Castalla asciende la ladera norte del Despenyador y llega a Planisses, para desplomarse por el paraje de la Umbría Espesa hacia el interior de la Foia de Castalla, de nuevo.
Campamento al estilo Terra Mítica, Vías del tren abandonado, polvo en mitad del camino, sendímetro enchufao, castillo de Castalla, polígono industrial, marcas de GR y PR… p’arriba de nuevo.
El calor y las rampas que se adivinan, amenazan con una subida épica. Hay que subir el desnivel del famoso puerto de Xorret de Catí (realmente es el Coll d’el Portell), pero por caminos. O sea que la cosa tiene cojones.
A un colega nunca se le engaña, así que analizo el perfil de la chuleta que traigo, miro el mapa, calculo… “macho, nos vamos a tripar una buena subida”. Pienso.
El macizo compuesto por el Maigmó y el Despenyador, esconde formidables ascensos en forma de collados colgados allá donde el relieve lo permite, que enlazan las comarcas del Vinalopó con l’Alcoià, engarzadas de forma irremisible sobre un tapiz alfombrado de verdes pinares y grisáceos carrascales.
Las rampas asfálticas se suceden hasta la Caseta Leal, a partir de aquí curva pronunciada a la izquierda y cada cual que haga la guerra por su cuenta. Al doblar la curva insuflo con las pocas fuerzas que me van quedando un mensaje de esperanza para el Zambu “200 metros!!”, que se retuerce sobre su BH al más puro estilo Escartín.
La sudida es preciosa. De las que una vez coronas arriba, te hace desprender una sonrisa por el esfuerzo realizado.
Vamos haciendo paradas para reagruparnos. José se pega un subidón impresionante. Le miro desde atrás asombrado al ver cómo a lomos de su Genius, asciende los pasos más pedregosos por muy inclinados que estos sean. Yo no puedo con todo, y la subida me vence en dos ocasiones. Mi corazón lo noto en la garganta. El Bere está feliz, la subida le ha sacado lo mejor de si mismo, y el Zambu… el Zambu espeta cada 2 minutos un “niá!” característico, que resume la penitencia rotera que el Maigmó le ha impuesto.
Tras atravesar las entrañas del bosque coronamos el Xorret de Catí, con las últimas rampas del puerto por donde lo hacen los carreteros profesionales. Para nosotros, salidos de las profundidades de la sierra, salir al asfalto nos provoca una rara mezcla de rabia y satisfacción.
Nos regrupamos, comemos y cogemos el camino hacia Planisses, hacia el final, hacia la merecida cerveza fresca.
En la trialera, si se le puede llamar así, por la que bajan los Nasíos, nos advierte un miembro del Voluntariat Mediambiental de Castalla de la multa que nos puede caer por circular por senderos. Mejor no comento nada más. Porque la cara que se nos quedó al ver un precinto de la Conselleria de Medi Ambient, Urbanisme y no sé qué polladas más (que me da la risa por Dios), de un pino a otro en mitad de la senda fue todo un poema. En fin, donde no hay no esperes.
Se va haciendo tarde, el calor aumenta, yo me he cascao los tres litros del camel desde hace rato, y chupo de las reservas del resto del grupo. En el ambiente flota la última subida hasta el Balcó d’Alacant.
Pasamos por delante del nevero casi sin prestarle atención, queremos cerveza, mucha cerveza.
Pero el Maigmó no nos lo pone fácil, y nos encontramos con 5 ó 6 curvas alquitranadas que a estas alturas del partido, nos parten las piernas.
Nuevamente llegamos al depósito contraincendios y animamos la llegada del Zambu, erigido como el gran héroe de la jornada por la panxà que se está pegando. Olvidamos la premisa de no mentir a un colega y le empujamos hacia la última subida del día diciéndole de nuevo "200 metros!!". Son cerca de las dos de la tarde en pleno mes de agosto…
Las rampas son de nuevo asfaltadas. Atrás queda el recuerdo del Camino de la Menta, que ha sido descendido a tumba abierta, como sabiendo lo que nos espera. El sudor cae sobre la rampa, calculo el desnivel, “debe rondar un 20%”, pienso para mi. Echo el resto y alcanzo a José, que sin embargo se me va en el glorioso llano que entre el bosque llega al Balcó. Objetivo cumplido y cerveza fresca en la nevera playera, confiscada por este comando rotero que desafió al Maigmó en plena canícula veraniega. Épico.
No aparece la flagoneta, sino un Josh con tremendísima cara de sobao. Me habla de no sé qué llave, en no sé qué cerradura, de no sé qué puerta, y acierto a pensar que ayer cayó más de un plis play nocturno.
Y sin darme cuenta estoy en la Sede Rotera enseñándole la Yeti a David, hermano de nuestro Berenguelo, que en pocas horas pirará para Vallnord. O sea, que lo flipo por momentos cada vez más.
El caso es que más tarde que temprano empezamos a descargar las burras en el Balcó d’Alacant: Mr. Zambu, Josh, Berenguelo y un servidor. Al montaje de las burras le sigue la actuación estelar de Berenguelo, que nos hace llorar de risa con su pinta pseudo-endurera heredada del Decartón.
Fresquito matutino en el pulmón alicantino, tras largo periodo de ausencia rotera por estos lares.
El bosque está solitario, quejumbroso, aletargado… pronto se despierta al sentir el trotar de cuatro tíos que arrastran a las espaldas más kilos que un sherpa nepalí.
Empezamos bajando. Mala cosa, pues quiere decir que llegaremos al coche subiendo. Las paradas se suceden por reajustes varios, pero aún no ha despuntado el sol entre los pinos y el Maigmó ya nos está poniendo a prueba: el Camino de la Menta.
Ganamos altura por este extraordinario camino. Es de los que hacen afición, cómodo de ascenso, y rodando a través del bosque hasta llegar a un depósito contra incendios. La vista del pico del Maigmó a nuestras espaldas es espectacular.
Bajamos de nuevo y subimos hasta alcanzar el nevero de Planisses. Josh reconoce el lugar “Oye Vicent aquí no es dónde…”, “Sí” le interrumpo antes de que acabe la frase.
Como son pasadas las 10 y tenemos más hambre que el perro del Pelanas, pues aprovechamos la sombra de una encina en mitad de las praderas de Planisses para darnos el atracón. Me da por hacer el mono y casi me quedo comiendo bellotas en la cruz del árbol.
Después del almuerzo, la cara del Zambu se torna roja al ver que nos transformamos cual Caballeros del Zodíaco para la bajada.
“No Zam, no vamos a bajar en parapente, sino en bici. Lo de las protecciones es simplemente para acojonar nada más”. Pero su cara no cambia de color. En fin… a ras!!! Lujuriosa bajada por el Barranc de la Fusta que en unos 4 kilómetros baja desde los 1050 mts a los poco más de 700.
Bajo del todo, suenan los comentarios “he pillao 50 por el camino”, “os habéis pasao la trialera”, “hostia iba tocando la trasera con el culo”, “qué flipe!”, “voy a mear”, y demás…
La bajada inédita para nosotros forma parte de un PR, que desde Castalla asciende la ladera norte del Despenyador y llega a Planisses, para desplomarse por el paraje de la Umbría Espesa hacia el interior de la Foia de Castalla, de nuevo.
Campamento al estilo Terra Mítica, Vías del tren abandonado, polvo en mitad del camino, sendímetro enchufao, castillo de Castalla, polígono industrial, marcas de GR y PR… p’arriba de nuevo.
El calor y las rampas que se adivinan, amenazan con una subida épica. Hay que subir el desnivel del famoso puerto de Xorret de Catí (realmente es el Coll d’el Portell), pero por caminos. O sea que la cosa tiene cojones.
A un colega nunca se le engaña, así que analizo el perfil de la chuleta que traigo, miro el mapa, calculo… “macho, nos vamos a tripar una buena subida”. Pienso.
El macizo compuesto por el Maigmó y el Despenyador, esconde formidables ascensos en forma de collados colgados allá donde el relieve lo permite, que enlazan las comarcas del Vinalopó con l’Alcoià, engarzadas de forma irremisible sobre un tapiz alfombrado de verdes pinares y grisáceos carrascales.
Las rampas asfálticas se suceden hasta la Caseta Leal, a partir de aquí curva pronunciada a la izquierda y cada cual que haga la guerra por su cuenta. Al doblar la curva insuflo con las pocas fuerzas que me van quedando un mensaje de esperanza para el Zambu “200 metros!!”, que se retuerce sobre su BH al más puro estilo Escartín.
La sudida es preciosa. De las que una vez coronas arriba, te hace desprender una sonrisa por el esfuerzo realizado.
Vamos haciendo paradas para reagruparnos. José se pega un subidón impresionante. Le miro desde atrás asombrado al ver cómo a lomos de su Genius, asciende los pasos más pedregosos por muy inclinados que estos sean. Yo no puedo con todo, y la subida me vence en dos ocasiones. Mi corazón lo noto en la garganta. El Bere está feliz, la subida le ha sacado lo mejor de si mismo, y el Zambu… el Zambu espeta cada 2 minutos un “niá!” característico, que resume la penitencia rotera que el Maigmó le ha impuesto.
Tras atravesar las entrañas del bosque coronamos el Xorret de Catí, con las últimas rampas del puerto por donde lo hacen los carreteros profesionales. Para nosotros, salidos de las profundidades de la sierra, salir al asfalto nos provoca una rara mezcla de rabia y satisfacción.
Nos regrupamos, comemos y cogemos el camino hacia Planisses, hacia el final, hacia la merecida cerveza fresca.
En la trialera, si se le puede llamar así, por la que bajan los Nasíos, nos advierte un miembro del Voluntariat Mediambiental de Castalla de la multa que nos puede caer por circular por senderos. Mejor no comento nada más. Porque la cara que se nos quedó al ver un precinto de la Conselleria de Medi Ambient, Urbanisme y no sé qué polladas más (que me da la risa por Dios), de un pino a otro en mitad de la senda fue todo un poema. En fin, donde no hay no esperes.
Se va haciendo tarde, el calor aumenta, yo me he cascao los tres litros del camel desde hace rato, y chupo de las reservas del resto del grupo. En el ambiente flota la última subida hasta el Balcó d’Alacant.
Pasamos por delante del nevero casi sin prestarle atención, queremos cerveza, mucha cerveza.
Pero el Maigmó no nos lo pone fácil, y nos encontramos con 5 ó 6 curvas alquitranadas que a estas alturas del partido, nos parten las piernas.
Nuevamente llegamos al depósito contraincendios y animamos la llegada del Zambu, erigido como el gran héroe de la jornada por la panxà que se está pegando. Olvidamos la premisa de no mentir a un colega y le empujamos hacia la última subida del día diciéndole de nuevo "200 metros!!". Son cerca de las dos de la tarde en pleno mes de agosto…
Las rampas son de nuevo asfaltadas. Atrás queda el recuerdo del Camino de la Menta, que ha sido descendido a tumba abierta, como sabiendo lo que nos espera. El sudor cae sobre la rampa, calculo el desnivel, “debe rondar un 20%”, pienso para mi. Echo el resto y alcanzo a José, que sin embargo se me va en el glorioso llano que entre el bosque llega al Balcó. Objetivo cumplido y cerveza fresca en la nevera playera, confiscada por este comando rotero que desafió al Maigmó en plena canícula veraniega. Épico.
ole, no se podria haber descrito mejor.
ResponderEliminarSecre, ya tienes mi pequeño comentario en el foro.
Entretenida crónica, mu guapa. Muy currao, secre. Una rotada que si no fue épica, poco le faltó.
ResponderEliminarP.D.: al recordar el equipamiento del Beresh me he vuelto a descojonar otra vez, juaaaaaaaaaaaaaaas!!
Flipo con el serrucho del apartado "Desniveles"
ResponderEliminarYa te digo... Wapo, wapo...
ResponderEliminarY eso que iba a ser suave, no veas que desniveles.
ResponderEliminar"Ná!!"
ResponderEliminarpffffffffff
ResponderEliminarBere, a ver cómo te las apañas para definir el clásico Ná! (pronunciado como si fuera una "e" abierta) del Zambu.
Creo que más bien es un caso de fiolólogo.
En cuanto te pongas con el Diccio rot, claro.
ResponderEliminarFotosh?
ResponderEliminarYetish?
No hago más que partirme mi delicado hojaldre cuando hago uso de mi memoria al recordar al bere con su manguera anti-incendios.
ResponderEliminarQué bueno!!!!
Antes de que acabe la mañana vais a observar una transformación en el blogo, concretamente en el apartado Diccio-rot. Al caer en el más triste olvido, he decidido reciclarlo y darle otro uso. "Po tanto", el Diccio-rot desaparece. Vosotros mismos lo comprobareis en breve...
ResponderEliminarSi es que... para que luego nos intenten aleccionar en medio del monte, y llevamos en el grupo un rotero-cuba, militante de las brigadas rurales de emergencia.
ResponderEliminarBuenísimo, intentando chupar toda el agua que salía.
Y esa esbeltez de figura rotera, tipo Geni-Rot-tuga!!!
Secre, Fotosh cuando el sr. Beresh me las pase, que ya se las he pedido esta mañana y me ha dicho que hoy no, que mañana me las pasará :( Y por otro lado, con el tema Yetish ya me estoy poniendo nervioso, y esta tarde voy a llamar a Manolez pa ver qué pasa pq ya estamos a martes y nos acercamos peligrosamente a las vacaciones cojoneriles de Guijarrín...
ResponderEliminarNo me quites el de "Rutas" que ando maquinando algo novedoso.
ResponderEliminarArtesano, pero noveoso.
RIP Diccio-rot.
Si será porque no hay jerga! Né!
Josh?
ResponderEliminarYetish?