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lunes, 26 de marzo de 2007

CRÓNICA DE UNA MARCHA ANUNCIADA

Mis aptitudes para la competición jamás fueron ni una mísera parte de las que tenía John Tomac antes de comulgar. Sin embargo, quede atrapado por siempre a ella desde que vi a Philippe Perakis en la portada de un folleto que anunciaba una carrera de mtb en Albatera, allá por el verano del 93. el significado y finalidad de aquella carrera era el mismo que el de la IV Marcha BTT Ciudad de Novelda: un reto personal. Y ciertamente, eso es lo que supone esta explosión de senderos y polvo en los bronquios que año tras año nos atrapa irremediablemente cual mosquito en la tela de una araña.
De ese modo, de la misma manera que en aquellos tiempos convencí a mis padres para ser inscrito con 15 años, me autoconvencí ahora, con el presentimiento que algo grande podía suceder.



Lo cierto es que el devenir de los hechos quiso que nos plantásemos en la salida tres roteros indomables: Juananten, Admin Rotero y un humilde servidor, el Secre. Nos faltó el incombustible Berenguelo, y su ausencia la notamos todos.
No sé, quizá su falta tranquilizadora me impidió la serenidad recomendable en estas lides desde el inicio, porque desde que me espolsé el tazón de cereales ya me corría por el cuerpo un no-sé-qué qué-sé-yo, que ni los ánimos de Cote antes de irme consiguieron evaporar.
Más pronto que nunca nos encontramos en el lugar de los hechos. Tan pronto, que nos dio tiempo a todo sin ninguna prisa, a la vez que a vernos demasiado delante en la parrilla de salida, desde mi punto de vista eminentemente globero.
El caso es que oler tan de cerca el maillot del campeón valenciano de la especialidad, debió producirme aún más respeto, entrecortando mi respiración. Quería salir. Salir ya. Y así fue. Se da la salida y aun nos toca esperar unos 5 segundos para darle al pedal tal es el atasco de ruedas gordas por metro cuadrado. “¿Pues no estábamos delante?”, me pregunto aturdido al verme entre los panxuts del final del grupo a la altura del Vídeo 10. “A on anem?, al Tanatori ja?”. Dos giros a la derecha, ruido de derrapadas asfálticas, manos arriba en señal de peligro, ruido de retrovisor destrozao… la bucle urbana por Novelda fue caótica. En mi mente, los dos últimos hostiones biplaza de las rotadas.
Alguien desde arriba me hace caso al repetirme mentalmente “hay que salir del pueblo, hay que salir del pueblo”… y salimos de Novelda.
La visión inmunda de un rebaño de bikers levantando polvo en el camino de la Huerta del Bere, debió eclipsar la mente de un joven que llegaba de marcha a esas horas, provocando un tremendo atasco en mitad del camino. Miro el cuentakilómetros. “Jose vamos a 31 km/h, oye va a ser cuestión de bajar un poco esos pistones”. Obtengo un sí por respuesta. La serpiente multicolor se alarga. La vista desde lo alto del puente sobre la autovía en pleno Camí de l’Heretat es espectacular. Debemos ir ya a la cola. Los camiones que pasan por debajo de nosotros pitan al ver tan numeroso grupo de colgaos juntos.

Bienvenidos al infierno.

Inicio de la ascensión al Montagut. Recuerdo un tremendo dolor de lumbago. Gente tirada al borde del camino con las ruedas de la burra apuntando hacia el cielo. Primeros pinchazos. Uno de Almoradí que se había colado por la valla en la salida se vuelve andando a Novelda con la cadena colgado del manillar. Todavía veo a Tendero con su maillot amarillo. Jose a tiro. “Vinga aguanta Vicent”, me repito. Pienso que esta gente no sabe lo que le espera. La brutal ascensión que el Club nos tiene preparada, es de las de mear y no echar gota. Hay que dosificar. Dosificar… el Moreno debe estar ya en el avituallamiento.
Senderito para enlazar con la ascensión al Montagut. A pie. Todos los romeros con la burra a cuestas. Tendero se sale de la senda para adelantar a unos cuantos. Yo le recrimino la acción desde la retaguardia al grito “¡que me pisas el bancal!”. Risas. Acento de la Vega Baja en mis espaldas. Sudor. Empieza el espectáculo. Adelanto a unos cuantos cuando tomo la curva. El Montagut en todo su esplendor, pondrá las cosas en su sitio.
Intento coger sitio para hacer la subida a mi ritmo. Encontrar mi cadencia y empezar de nuevo mi propia Marcha. Delante de mi, una biker lucha contra la inclinación del Montagut y contra la transmisión de su bici. Subimos a ritmo. Poco a poco llegamos arriba. 200 metros más arriba, sobre los cortados de la Serreta de les Penyes, el nido de búhos reales debe estar pensando lo raros que somos, definitivamente, los humanos. Le pregunto a la biker si su bici ha entrado en razón, y en menos que canta un gallo me encuentro deslizándome ya camino abajo. Afrontamos el repecho asfaltado de la Balsa dels Xurros buscando un nuevo horizonte.
Diviso a escasos metros un coche conocido. Mi vista alcanza a ver un grupo de cuatro personas en lo más alto. Son ellos. Mi familia está aquí para animar nuestros pedales ya cansados. Los ánimos se convierten en cerrada ovación, cuando Jose alcanza la cima del escarpado sendero. Mi madre se emociona al llegar a su paso y consigue hacerme volver mentalmente, 15 años atrás. Me teletransporto y es como si fuese con mi vieja Orbea Cervino de dinamo incorporada, por aquellas ramblas polvorientas de Albatera. Dejo atrás las familiares voces, y las lágrimas despuntan por mis gafas recordando a mi padre. Me lo imagino animándome, como cuando era un chaval. Con su botellero de agua presto.
El subidón me provoca una mayor concentración en mi mismo y subo a remolque las cuestas de la Lloma Rasa. La gente no habla. No dice nada. Miro el paisaje, que desde aquí arriba adquiere una nueva dimensión. Pronto llega una senda de cazadores artesanalmente labrada. La subo mejor que ayer cuando vinimos a inspeccionar el recorrido, pero no acabo de encontrar el golpe de pedal habitual que me ha acompañado este último año. Hoy no huelo ni el romero. El sol hace brillar los cuadros de la comunidad de penitentes bikers que en fila de uno, ascienden por la ladera de la montaña. Llegamos arriba del collado. El paisaje sorprende con un tupido pinar.

Singletrack del bueno.

Me relajo al pensar lo que me viene ahora. Le digo a mi Sunn que disfrute del momento. Un singletrack compacto en busca de la Lloma Badà nos hace sentirnos libres. El porqué de una subida demencial obtiene su respuesta. El sendero es de órdago. El palmo de tierra por el que se deslizan mis cubiertas penetra barranco abajo. El polvo acumulado en mi cadena interfiere en la cadencia de pedaleo. El resultado es observar de cerca lo espinoso que resulta el matorral esclerófilo mediterráneo. Es lo que pienso mientras me levanto en medio de una ostentosa coscoja. El biker que me seguía por el singletrack me pregunta si estoy bien. “Sí”, le digo mientras la sangre fluye en mi pierna derecha. Monto de nuevo y experimento una nueva sensación sobre la burra. Es como si me hubiese tomado un Red Bull de un trago. Como si los nervios acumulados en las técnicas subidas anteriores, se hubiesen quedado insertadas en los pinchos de aquella verde coscoja. Soy un tío nuevo. El rotero de siempre. Así que apreto los dientes y me pego el bajadón del siglo.
Sigo a dos tíos con maillot KTM. Son ahora mi objetivo. Nos deslizamos por un nuevo sendero entre pinos a piñón. Emito pequeños gritos de satisfacción. Bordeamos y ascendemos pequeñas lomas que guardan pinos añejos desgarrados por los últimos vientos del invierno. Llegamos a la Rambla dels Col·legials. L’assagador de Petrer de toda la vida. Avituallamiento sólido y líquido. Este año no me entretendré demasiado. Los roteros brillan por su ausencia, así que estiro el cuerpo, me como un pastelito, absorbo una naranja y me lleno el camelbak. Después de 8 minutos contados busco de nuevo la ruta. Me encuentro detrás de un chaval. Sí. Podría ser yo en Albatera. Enfilamos la Penya del Sombrero. Buscamos todo un clásico en esta marcha noveldera: la Senda del Kalifa. Entramos en territorio moruno. Aspiro cada peralte del sendero. El chaval me deja paso. Voy lanzado. Me quedo solo en mitad de un paraje que parece sacado del mismísimo Colorado.

El principio del fin.


Termina el Kalifa y voy hacia otro sendero desconocido. Tantos años de mtb en mi pueblo y me doy cuenta que su paisaje esconde múltiples sensaciones no aprendidas. Llegamos a unos pinos descomunales y alcanzo un grupo numeroso. Viendo cómo está el patio, me doy cuenta que bajo mejor que subo, justo lo contrario que creía. Allá voy yo, el único con pinta endurera de la Marcha, subido encima de una rígida de… 13 añitos.
Me desmeleno en la última trialera antes de llegar al Vinalopó, pasando a otra biker que va y viene en mi recorrido de hoy. Me pasa en los repechos y le pido paso cuando se baja de la bici en mitad de los terraplenes. Me cede el paso y dejo a gente atrás. Repecho bestia hacia arriba. Plato pequeño y paciencia, la que me faltó los 10 primeros kilómetros. La barrita de frambuesa de después del Kalifa me ha hecho efecto. Voy mejor.
Reconozco la imagen de un forero de foromtb. Su presencia hercúlea me guía los pasos hacia la escalada de puestos. Llaneamos al fin. Enfilamos ahora un camino de grava asqueroso. Un veterano biker noveldense abre ahora el paso. Hago lo mismo que él y busco la cuneta. Pienso el porqué de este camino después de tanta senda. “No habrá alternativa” -pienso-. De momento alguien me alcanza o yo a él, no estoy seguro, y balbucea unas palabras. Lo miro de reojo y pienso que es un guiri al ver su tez blanquirroja y ojos azules. Lo miro de nuevo y leo “Aprinovel” en su maillot. “¿Luisvi?” –pregunto-. “¿Vicente?” –me responde-. Alegría al ver una cara conocida para afrontar la última subida fuerte: la Mola.
El arquitecto de la Marcha tuvo el suficiente conocimiento de dejar la ascensión más dura para otro día. Dejo atrás a Luisvi subiendo a tren. Empalmamos una trialera que me conozco como la palma de mi mano. Tengo que abrir hueco para llegar tranquilito a meta. En mita de la nada cruzo el Vinalopó de nuevo. Giramos a la izquierda. “¿Izquierda?” espeto al miembro de la organización. Pero si yo quiero ir a Novelda ya…
Al instante me desvían a la derecha y mis ojos vislumbran un subidón por pista ancha que me rompe la moral por completo. Mi queja la oye la misma persona que me desvía, resultando ser una cara conocida. Le digo que estoy muerto. Que soy una especie de niña de la curva en bici… cuando me pasa alguien que aún no había visto. Durante 30 kilómetros me he ido familiarizando con unos 30 ó 40 bikers que pasaba o me pasaban según el momento físico y las condiciones de la ruta. Pero a éste. A éste no lo tenía fichado. Me recuerda a Manuel Maqueda el de la revista. Camelbak de 3 litros y melena al viento. Intento seguirle pero tras cruzar el Barranc de Salinetes le dejo marchar. No es mi rueda a seguir, por lo que gravito sin pena ni gloria en mitad de este pelotón de proscritos. Bajadas guapas me conducen por enésima vez al viejo Vinalopó. Nos meten en la senda que nos llevará directos a la ducha. Las obras de “acondicionamiento” de la Confederación Hidrográfica del Júcar han reventado el sendero y borrado cualquier rastro de vegetación natural en el cauce del río. Ver para creer. Sufriendo me arrastro oyendo de nuevo los resoplidos de Luisvi, que me ha cazado en este último tramo y me grita como un poseso “¡vamos Vicenteeeee!”, a lo que le contesto con un “¡no puedo Luisviiiiiiiiiiiiiii!”.
Llegando a Novelda me doy cuenta que mis manos no sienten los pulsadores. Tengo que arrastrar el brazo para meter o bajar piñón. Tengo los dedos completamente dormidos. Esto tiene que acabar. Me meto de lleno en el río a la altura del matadero mientras Acevedo me grita que no es para tanto y paso al pseudo-Maqueda que está hablando tranquilamente con otro biker completamente parado. El tío parece sobrado y todo. De aquí al final mi mente alcanza a recordar que cada 20 metros tenía que levantarme del sillín para pasar sobre los bloques de cemento del cauce del río. Que perdí de vista a Luisvi de manera definitiva, y que “Maqueda” volvió a alcanzarme. Cuando llegamos al campo de fútbol saludo a Doménech el policía y concretamos un grupo de 4 bikers. Como si me jugase clasificarme para los Juegos Olímpicos me autochequeo físicamente y me preparo mentalmente para los últimos metros. Quiero llegar el primero de los cuatro. “Pero qué leches… no recuerdas el sentido de la Marcha?”, me dice alguien en mi interior, así que me dejo llevar no vaya a ser que alguien me tache de flipao por disputar el puesto 230 de la clasificación.
Dicho y hecho, entro en meta el tercero del grupito de cuatro mientras oigo el pitido del chip. Pongo pie en tierra y mis ojos se van directamente a los de mi mujer. Me emociono al verla. Sí. Para mi esto ha sido un reto personal y me gusta compartirlo con ella en ese mismo instante.
Me dan el diploma y veo que he llegado el 231. Me sorprendo, me veía más atrás. Dos horas treinta y siete minutos, once segundos después de haber salido. A mi me salen 8 minutos menos. “El avituallamiento” –pienso- mientras me acerco a Cote.
Los comentarios roteros de después, el podium, las anécdotas, el masaje final, servirán como homenaje personal y reconocimiento al duro esfuerzo al que nos hemos sometido. Luego todos a casita a soñar despiertos que una vez, allá por 1995 iniciamos un sendero polvoriento… que en 2007 todavía no hemos dejado de pedalear.

Mi más sincero agradecimiento al Club Bicicleta de Montaña de Novelda, por habernos permitido experimentar tantas sensaciones.

12 comentarios:

  1. Bueno... Qué decir! Te puedo decir exactamente lo mismo que me has puesto tú, pero además añadiré que consigues que lea cada párrafo de principio a fin sin desviar la vista ni un solo instante. Ha venido mi padre, me ha hablado, y, sinceramente, no he escuchado nada de lo que me decía hasta que he terminado de leerlo.
    Me quedo con las dos frases que más me han emocionado:
    - "...y las lágrimas despuntan por mis gafas recordando a mi padre. Me lo imagino animándome, como cuando era un chaval...".
    - "...allá por 1995 iniciamos un sendero polvoriento... que en 2007 todavía no hemos dejado de pedalear...".

    Algún día dentro de mucho tiempo recordaremos todos esto con mucho cariño. Un 10, cosinet.

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  2. Verdad verdadera.
    Por suerte o por desgracia, la gente añora los buenos ratos pasados para alegrar los presentes.
    Seremos unos ancianos que daremos mucho asquito cuando nos juntemos en la Plaça Vella.

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  3. me emociono sólo de pensarlo. tengo unas ganas locas de que me contéis todos los pormenores!

    me muero por rotar otra vez, ya hace mucho de la última.

    Os doy la enhorabuena a los dos leyendo vuestras crónicas me he sentido como si hubiera estado allí y casi me dan ganas de contar la mía aunque me la invente! Realmente espectaculares, sí señor, bravo a los dos por lo redactado y a los tres por dejar el pabellón tan alto.
    Porque la penya va a darlo todo, empezando por buenos modales y comañerismo y lo habeis hecho muy bien.

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  4. Hola tron, me alegra ver que ya estáis de vuelta a la terreta!!
    Ya te contaremos todo con pelos y señales. Te adelanto que yo aún ando renqueante. Ayer tuve que ir a urgencias a pincharme y todo, ya que por lo visto, en mi caída por el sendero de las faldas del Cida, me picó un mal bicho. Con la adrenalina del momento casi ni me enteré, y el polvo de los caminos me ocultó la herida. Resultado: un gemelo deforme del tamaño de José Antonio Hermida y pastillas durante 5 días. Je, je, je...
    Estoy deseoso por rotar de nuevo. Las lluvias deben estar dejando unas sendas mulliditasssss.
    Sex, drugs and Rot&Roll!

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  5. Otia! Ta picao un bisho? Vaya tela nen! O sea, que tienes un gemelamen desproporcionao ahora? A ver si va a ser una reacción alérgica del aceitico del masash que te dio Javi, y no es el bichito de marras... De todas formas, que te mejores, y ya contarás a este pobre ignorante quién coj... es José Antonio Hermida, pq yo tan sólo conozco a Jesús Hermida, jejeje.

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  6. Por cierto, qué tal si te instalas de una vez el messenger y te conectas, que tengo algo que decirte, pero es que localizarte a ti es mission:impossible

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  7. Me llaman el desaprecido, que cuando llega ya se ha ido, volando vengo volando voy, deprisa deprisa rumbo perdido...
    Chaval tengo un boquete digno de un buen abejorro serrano! Aún no conozco a nadie que de un masaje se le ponga el gemelo como un tronco de hinchao.
    Por cierto, no sabes quién es JA Hermida??!!!???

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  8. la previa de esta semana se va a poner muy bien

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  9. Mira, no sé quién es el maromo ese, y alergias a cosas raras he visto muchas, por lo que no me extrañaría que fuera de eso, pero si dices que tienes un boquetamen, pues bicharraco será. Y con respecto a lo de tu ausencia, el Bere y yo te vamos a penalizar por no acudir a los diálogos vespertinos penyarotenses...

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  10. Pos es el único biker medallista en unos JJ.OO, de este país de locos!
    Por lo que respecta a la picadura, fue un abejorrus serranus citensis subespecie criminalis de merdus.
    Y con respecto a lo de la previa, pos ya me puedes ir expedientando.
    Secre dixit!

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  11. No en serio. Ya veremos, ya veremos... aunque lo fundamental es rotar.

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  12. 1.- No me quedo con los nombres. Nadie es perfecto. Conozco a otros que tampoco se acuerdan de los cumpleaños, ejem.
    2.- Me molaría ver al abejorrus ese, jejeje.
    3.- Yo no he dicho nada de previa, pero si quieres expediente, lo tendrás. Yo hablo de que tengo que comentarte algo y no hay manera de localizarte.
    Admin said.

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