- SENSACIONES -
Dicen que la única certeza real en este mundo es que algún día moriremos. Todo lo demás es relativo, según parece, pero prefiero no ser tan cenizo y pensar que mucho más importante que el fin de una etapa es el hecho de sentirse vivo. Somos pura química y reaccionamos ante estímulos del exterior. Pero para encontrar ese "gozo" particular, cada uno ha de buscar el que necesita, pues no todos reaccionamos de la misma manera. Durante la vida, una persona es continuamente bombardeada por sensaciones, unas buenas y otras menos agradables, unas te cargan las pilas positivamente y otras te dejan KO durante un tiempo indefinido, pero en definitiva, es lo que nos hace madurar y saber que formamos parte activa en este mundo.
Pues el caso es que, aparte de las grandísimas satisfacciones que llenan a una persona durante su vida (novia, mujer, hijos, familia), que sabemos que están ahí y no pueden ser comparadas con las que voy a tratar, existen otras que son las que plantean una calma y estabilidad al alma, ordenando ese "desorden" interno que nos provocan los estímulos negativos como el estrés, agitación, conflictos..., invitando a inspirar profundamente, cerrar los ojos y disfrutar el momento.
Y lo cierto es que nos hemos juntado un grupeto que buscamos las mismas sensaciones cuando nos juntamos. Sensaciones sanas y que alegran y rejuvenecen el alma. Y comienzan desde el mismo momento en que entras en Moldavia y ves al grupeto ya reunido, que, cuanto más nutrido es, mejores resultados.
Una nueva jornada rotera está a punto de empezar. Llegamos al monte y lo ves allí, como siempre, esperando tu visita porque sabe que le respetas y haces todo lo posible por mantenerlo intacto. Una compenetración perfecta. Olor a tomillo, romero, espliego y plantas de todo tipo te dan la bienvenida. Comienza la subida, unas veces encima de la bici y cuando termina la senda o se hace impracticable, a pie con la burra al lomo.
...Y, tras un tiempo, la ansiada cima. Momento de clímax rotero. Notas ese cosquilleo que recorre todo el cuerpo. Dejas la bici y respiras aire puro y fresco. Observas el horizonte y te sientes allá arriba, poderoso y dominante. Todo queda a tus pies. Buscas un lugar donde sentarte a descansar y es a continuación cuando te invade esa sensación indescriptible que te alegra el corazón y el alma; esa emoción interna que provoca momentos de paz y manda a freír monas las preocupaciones que puedas tener en la mente. Es momento de relax, de calma, de reencontrarse con uno mismo. No tiene precio. Te renueva por dentro totalmente y te prepara para afrontar una semana más de trabajo y preocupaciones del mar de hormigón y alquitrán en el que nos cobijamos de los elementos y tratamos de ganarnos el pan.
Explosión de endorfinas y opiáceos naturales que nos hacen ansiar ese momento cuando no lo disfrutamos, y que posteriormente se mezclarán con la adrenalina de la bajada que gozarás en grupo. Pero es un ritual tan curioso como especial que se acrecenta exponencialmente cuando te desplazas fuera de tu territorio, por aquello de la novedad, del hecho de descubrir, de conquistar nuevas sendas y rocas, y admirar paisajes esculpidos por climas diferentes. Huesca pirenaica, Espadán, Penyagolosa..., o incluso zonas más cercanas como Migjorn, Mariola, Serrella..., por poner unos ejemplos.
Es necesario valorar el lugar donde nos encontramos para poder sacar el máximo de lo que nos está ofreciendo, y no es poco. Y, por otro lado, es difícil y más con el grupeto que somos, el conseguir tener un momento para disfrutar de estas sensaciones, pero es aconsejable al 100% buscarlo. Escúchate a tí mismo y escucharás al monte. Vale la pena.
Pues el caso es que, aparte de las grandísimas satisfacciones que llenan a una persona durante su vida (novia, mujer, hijos, familia), que sabemos que están ahí y no pueden ser comparadas con las que voy a tratar, existen otras que son las que plantean una calma y estabilidad al alma, ordenando ese "desorden" interno que nos provocan los estímulos negativos como el estrés, agitación, conflictos..., invitando a inspirar profundamente, cerrar los ojos y disfrutar el momento.
Y lo cierto es que nos hemos juntado un grupeto que buscamos las mismas sensaciones cuando nos juntamos. Sensaciones sanas y que alegran y rejuvenecen el alma. Y comienzan desde el mismo momento en que entras en Moldavia y ves al grupeto ya reunido, que, cuanto más nutrido es, mejores resultados.
Una nueva jornada rotera está a punto de empezar. Llegamos al monte y lo ves allí, como siempre, esperando tu visita porque sabe que le respetas y haces todo lo posible por mantenerlo intacto. Una compenetración perfecta. Olor a tomillo, romero, espliego y plantas de todo tipo te dan la bienvenida. Comienza la subida, unas veces encima de la bici y cuando termina la senda o se hace impracticable, a pie con la burra al lomo.
...Y, tras un tiempo, la ansiada cima. Momento de clímax rotero. Notas ese cosquilleo que recorre todo el cuerpo. Dejas la bici y respiras aire puro y fresco. Observas el horizonte y te sientes allá arriba, poderoso y dominante. Todo queda a tus pies. Buscas un lugar donde sentarte a descansar y es a continuación cuando te invade esa sensación indescriptible que te alegra el corazón y el alma; esa emoción interna que provoca momentos de paz y manda a freír monas las preocupaciones que puedas tener en la mente. Es momento de relax, de calma, de reencontrarse con uno mismo. No tiene precio. Te renueva por dentro totalmente y te prepara para afrontar una semana más de trabajo y preocupaciones del mar de hormigón y alquitrán en el que nos cobijamos de los elementos y tratamos de ganarnos el pan.
Explosión de endorfinas y opiáceos naturales que nos hacen ansiar ese momento cuando no lo disfrutamos, y que posteriormente se mezclarán con la adrenalina de la bajada que gozarás en grupo. Pero es un ritual tan curioso como especial que se acrecenta exponencialmente cuando te desplazas fuera de tu territorio, por aquello de la novedad, del hecho de descubrir, de conquistar nuevas sendas y rocas, y admirar paisajes esculpidos por climas diferentes. Huesca pirenaica, Espadán, Penyagolosa..., o incluso zonas más cercanas como Migjorn, Mariola, Serrella..., por poner unos ejemplos.
Es necesario valorar el lugar donde nos encontramos para poder sacar el máximo de lo que nos está ofreciendo, y no es poco. Y, por otro lado, es difícil y más con el grupeto que somos, el conseguir tener un momento para disfrutar de estas sensaciones, pero es aconsejable al 100% buscarlo. Escúchate a tí mismo y escucharás al monte. Vale la pena.
Buena divagancia Josele, muy buena
ResponderEliminarMuy profundo Admin, que bueno debe ser eso que funas, guardame una bolsita
ResponderEliminarMas llegao a todo el patatamen... buena divagancia.
ResponderEliminarPa mi otra bolsita desas
Buena divagación Josele,y algo en lo k llevas mucha razón,que desde que entras en Moldavia ya te cambia el estado de ánimo...
ResponderEliminarJose muy buen relato, ideal para empezar con buen pie la semana.
ResponderEliminarA todos nos encanta el tema, pero a ti especialmente, coronar una cima con la bici te supone un ibuprofeno en toda regla. Grande!!
Muy buena frase Totxika, cierto es.
Venga gente, que este finde hay un muy buen sarao rotero!!!
riba riba!
Como andan las tardes ?
ResponderEliminarSueltecitas, cual huevetes en gallumbos viejos....
EliminarP.D.: me alegra que sus mole la divaganda! ;D
Como ha comentado el resto, buena divagacion!!!.
ResponderEliminarChorbi, Javi, en cuanto a la ruta de este fin de semana que viene, estamos hablando de ruta parecida a la otra que hicimos, y en cuanto a tiempo (de hora) pararecido?.
Supongo que sí, de ahí no se puede sacar más, así que será más o menos misma ruta, baño, comida en el restaurante y a casa.
ResponderEliminarPero que confirme mi hermano.
saludos
JavioleZ, cómo vas de lo tuyo?
EliminarGran digancia, auna el sentimiento rotero, grande Josele!!!!
ResponderEliminarCon respecto al summer festival party golirero del próximo sábado, la ruta más larga que barajo es de 25 km y poco más de 3 horas.
ResponderEliminarEsto a ritmo solitario, es decir, sin risas, sin repeticiones, sin engolosinamientos, sin almuerto, en fin, sin el buen rollo rotero de grupo, así que como en todo momento se puede abortar, y en 20 minutos como máximo, estamos en el jacuzzi.
La Sierra de Santa Pola es pequeña, pero resultona, me he planteado muchas opciones para recorrerla al maximo, pero luego siempre llego a la misma conclusión: lo que haremos seguro es la torre del Moro (baja de escalera) y unos saltitos, todo lo demás es opcional a petición del grupo y con permiso de "Lorenzo", según sus grados centígrados.
Así que comienza la cuenta atrás.
Aryuredi?????????
Perfecto Jose!!!.
EliminarOulleah!!!!!
ResponderEliminarGrande TxorbiX!!!!