DESCENSO DEL CARBÓ
Dejándonos caer por un margen llegamos de nuevo a la civilización, tras horas sintiéndonos una bellota más de esta montaña, que ya nos ha atrapado para siempre, sin saber aún lo que queda por delante.
De nuevo, y como fatal anécdota de todo el viaje, el levante que sigue con cierta vehemencia, anuncia un humo aún más ennegrecido. Tanto es así, que a nuestra llegada a Sant Joan de Penyagolosa, preguntamos a los allí presentes si es que hay fuego en su base, y nos responden que no, que es fruto del reavivamiento de las llamas que ya han consumido más de cuarenta mil hectáreas, en una catástrofe sin igual desde hace casi 20 años en los montes valencianos. De piedra nos quedamos, sin saber qué pensar ya, por lo que decidimos por unanimidad de los presentes, intentar aunque parezca imposible, obviar el humo, pensar que es un cumulonimbo parecido al que nos fagocitó la pepita en Serrella, y gritar un hurra a cada pino que vemos. Así que claro, nos la pasamos entre vítores y jaranas hasta el final, y con la duda de si ponernos o no el chubasquero chubasgou.
Pero en Sant Joan no, que es sacrilegio hacer eso, así que algunos nos sentimos intimidados pensando que en cualquier momento te podía salir un monje-guerrero templario, así que nos pedimos agua y aquarius. Eso sí, los peloenpecho se pidieron un buen birronxo, cosa que debimos hacer también el resto, ahora que lo pienso.
Sant Joan de Penyagolosa es un sitio mágico, al que personalmente tenía mucha ilusión por conocer. Caserío, santuario, eremitorio, hospedaje y misticismo a raudales es lo que engloba. Además, en una rutaca como ésta, el poder disponer de parada y fonda a mediante, constituye todo un lujo y un alivio en caso de mal tiempo, algo habitual por estos pagos. El verano aquí no es el mismo que el nuestro, como tampoco lo debe ser el invierno, cosa que a simple vista se comprueba al ver los murallones del conjunto monumental, las puertas de robusta madera, y ese punto mezcla de olor a antiguo y humedad de estos rincones sacros.
Sant Joan queda atrás, mientras el camino sigue hasta alcanzar por tercera vez la cota 1500, en un austero paraje donde el vientecillo ya cede, y nos regala una magnífica visión de los Cingles de Marcén y su perpetuo y viejo bosque de laricios. Atrás pilota el mítico Bovalar, al fondo el barranco del Carbó... topónimos con los que soñé desde adolescente, en horas y horas mirando mapas y pensando que algún día, vería con mis propios ojos antes de quedarme cegarruto del todo. Y qué mejor forma que en bici y con un grupeto de tarados mentales como el nuestro.
Damos signos de vida a los correspondientes palomares. "Todo en orden, te llamo de nuevo abajo si no me ha fagocitado la bajal, palomita. Si lo hace, cuéntale a mi peque lo que fue su padre un día!". "No flipes, no digas gilipolleces y vuelve de una pieza si no quieres que te tire el hierro ese de ruedas al contenedor del reciclaje". "Fale, es que el momentazo me ha podido".
Clis, clis, velcro, antesala de lo grande, sol que empieza caer, horizonte entre barrancos, "¿por dónde se baja?", " y yo que sé?", "aghhhh por camino nooooo!". A pesar de los iniciales 150 mts de desnivel tirados a la basura por un caminal, te digo yo que eso pronto lo olvidas pronto. Hiiiiiii, frenazo y senda por la derecha, "ahhh, què bó! però xà què bóooooo!!".
Atisbamos -o nos atisban, eso nunca lo sabremos- un grupeto de Boy Scouts o de seminaristas salesianos, presto a una petada de kk's a la que no pensamos quedarnos. El guapete con patillas y pañuelo en el cuello se hace el gracioso ante las mozas allí reunidas, con un sarcástico "oyes, que por ahí no se puede ir en bici". Nosotros, rudos y rurales montaraces, solo alcanzamos si quiera a balcucear un grmmmfff arf arf!, con acento gorrinero.
Habrá que ver si el compuesto superpunki hace honor a su nombre. Virajes, recontravirajes, "si me ajostio me amato... ufff qué ambiente! qué am-bien-te!" La senda es viperina. No alcanzo a pensar cómo nuestras liebres alcoyanas nos habían calificado esta última bajal como que "no está mal". Qué no está mal? si está macizorrísima perdida.
La senda en sí es larga, muy larga, con unos 6 o 7 kms bien aprovechados entre laderas de canchal al principio, tramos de Zs, curvas con patio, curvas sin patio, curvas con patio y balcón, con balcón sólo... y entre medio un boscazo de pinos laricios de buen porte, arces a veces, carrascas, en fin, un sinvivir vegetal que se hace la ola con la relativamente lejana ladera de enfrente. De vez en cuando, caseríos de piedra en un sol espectacular para esto de la fotanda. Pero a ver quién es el guapo que para.
Fagocitadas varias aparte, se monta una reunión vecinal rotera en una curva. El cartel de "cascada" no augura buen final entre tanto macho cabrío, mas no fue así esta vez, y un senderito disfrutón nos deja en un maravilloso jacuzzi natural en pleno río Carbó.
En fin, sencillamente espectacular el encuentro lorzático en la poza del río. El pobre mirlo acuático que habita la cascada, casi tiene que pedir asilo político en otro río. Con pena, con esa paz que te deja un agua fría de manantial, con un bocata más en la barriga, nos ponemos con gracia de nuevo nuestros calzoncillitos sudaos y a portear lo bajado, que esto señores, no se ha acabado.
El horquillaje no para en zonas rápidas, lentas, reviradas, pedrolos, chinorros, vadeos de agua, en fin, un lujazo pese a llevar tropecientas horas haciendo el mico en estas serranías. Pero todo lo que empieza termina, y después de un buen rato de senda desde la poza y tocando las 21 horas, el manso campanar de Villahermosa anuncia a sus moradores que la quietud vecinal se tambalea con la llegada de 6 olorosos y no se sabe muy porqué felices especímenes roteros.
Sanos, salvos y con un endorfinamiento masivo, que esperamos repetir de nuevo otro día en uno de los bucles que se va por la directa al Top 5 rotero.
Grande, mu grande esto del montan bai, y si encima lo entendiéramos, ya pa qué contar!
De nuevo, y como fatal anécdota de todo el viaje, el levante que sigue con cierta vehemencia, anuncia un humo aún más ennegrecido. Tanto es así, que a nuestra llegada a Sant Joan de Penyagolosa, preguntamos a los allí presentes si es que hay fuego en su base, y nos responden que no, que es fruto del reavivamiento de las llamas que ya han consumido más de cuarenta mil hectáreas, en una catástrofe sin igual desde hace casi 20 años en los montes valencianos. De piedra nos quedamos, sin saber qué pensar ya, por lo que decidimos por unanimidad de los presentes, intentar aunque parezca imposible, obviar el humo, pensar que es un cumulonimbo parecido al que nos fagocitó la pepita en Serrella, y gritar un hurra a cada pino que vemos. Así que claro, nos la pasamos entre vítores y jaranas hasta el final, y con la duda de si ponernos o no el chubasquero chubasgou.
Pero en Sant Joan no, que es sacrilegio hacer eso, así que algunos nos sentimos intimidados pensando que en cualquier momento te podía salir un monje-guerrero templario, así que nos pedimos agua y aquarius. Eso sí, los peloenpecho se pidieron un buen birronxo, cosa que debimos hacer también el resto, ahora que lo pienso.
Sant Joan de Penyagolosa es un sitio mágico, al que personalmente tenía mucha ilusión por conocer. Caserío, santuario, eremitorio, hospedaje y misticismo a raudales es lo que engloba. Además, en una rutaca como ésta, el poder disponer de parada y fonda a mediante, constituye todo un lujo y un alivio en caso de mal tiempo, algo habitual por estos pagos. El verano aquí no es el mismo que el nuestro, como tampoco lo debe ser el invierno, cosa que a simple vista se comprueba al ver los murallones del conjunto monumental, las puertas de robusta madera, y ese punto mezcla de olor a antiguo y humedad de estos rincones sacros.
Sant Joan queda atrás, mientras el camino sigue hasta alcanzar por tercera vez la cota 1500, en un austero paraje donde el vientecillo ya cede, y nos regala una magnífica visión de los Cingles de Marcén y su perpetuo y viejo bosque de laricios. Atrás pilota el mítico Bovalar, al fondo el barranco del Carbó... topónimos con los que soñé desde adolescente, en horas y horas mirando mapas y pensando que algún día, vería con mis propios ojos antes de quedarme cegarruto del todo. Y qué mejor forma que en bici y con un grupeto de tarados mentales como el nuestro.
Damos signos de vida a los correspondientes palomares. "Todo en orden, te llamo de nuevo abajo si no me ha fagocitado la bajal, palomita. Si lo hace, cuéntale a mi peque lo que fue su padre un día!". "No flipes, no digas gilipolleces y vuelve de una pieza si no quieres que te tire el hierro ese de ruedas al contenedor del reciclaje". "Fale, es que el momentazo me ha podido".
Clis, clis, velcro, antesala de lo grande, sol que empieza caer, horizonte entre barrancos, "¿por dónde se baja?", " y yo que sé?", "aghhhh por camino nooooo!". A pesar de los iniciales 150 mts de desnivel tirados a la basura por un caminal, te digo yo que eso pronto lo olvidas pronto. Hiiiiiii, frenazo y senda por la derecha, "ahhh, què bó! però xà què bóooooo!!".
Atisbamos -o nos atisban, eso nunca lo sabremos- un grupeto de Boy Scouts o de seminaristas salesianos, presto a una petada de kk's a la que no pensamos quedarnos. El guapete con patillas y pañuelo en el cuello se hace el gracioso ante las mozas allí reunidas, con un sarcástico "oyes, que por ahí no se puede ir en bici". Nosotros, rudos y rurales montaraces, solo alcanzamos si quiera a balcucear un grmmmfff arf arf!, con acento gorrinero.
Habrá que ver si el compuesto superpunki hace honor a su nombre. Virajes, recontravirajes, "si me ajostio me amato... ufff qué ambiente! qué am-bien-te!" La senda es viperina. No alcanzo a pensar cómo nuestras liebres alcoyanas nos habían calificado esta última bajal como que "no está mal". Qué no está mal? si está macizorrísima perdida.
La senda en sí es larga, muy larga, con unos 6 o 7 kms bien aprovechados entre laderas de canchal al principio, tramos de Zs, curvas con patio, curvas sin patio, curvas con patio y balcón, con balcón sólo... y entre medio un boscazo de pinos laricios de buen porte, arces a veces, carrascas, en fin, un sinvivir vegetal que se hace la ola con la relativamente lejana ladera de enfrente. De vez en cuando, caseríos de piedra en un sol espectacular para esto de la fotanda. Pero a ver quién es el guapo que para.
Fagocitadas varias aparte, se monta una reunión vecinal rotera en una curva. El cartel de "cascada" no augura buen final entre tanto macho cabrío, mas no fue así esta vez, y un senderito disfrutón nos deja en un maravilloso jacuzzi natural en pleno río Carbó.
En fin, sencillamente espectacular el encuentro lorzático en la poza del río. El pobre mirlo acuático que habita la cascada, casi tiene que pedir asilo político en otro río. Con pena, con esa paz que te deja un agua fría de manantial, con un bocata más en la barriga, nos ponemos con gracia de nuevo nuestros calzoncillitos sudaos y a portear lo bajado, que esto señores, no se ha acabado.
El horquillaje no para en zonas rápidas, lentas, reviradas, pedrolos, chinorros, vadeos de agua, en fin, un lujazo pese a llevar tropecientas horas haciendo el mico en estas serranías. Pero todo lo que empieza termina, y después de un buen rato de senda desde la poza y tocando las 21 horas, el manso campanar de Villahermosa anuncia a sus moradores que la quietud vecinal se tambalea con la llegada de 6 olorosos y no se sabe muy porqué felices especímenes roteros.
Sanos, salvos y con un endorfinamiento masivo, que esperamos repetir de nuevo otro día en uno de los bucles que se va por la directa al Top 5 rotero.
Grande, mu grande esto del montan bai, y si encima lo entendiéramos, ya pa qué contar!
Buah!!!!!!!!!!
ResponderEliminarEs-pec-ta-cu-lar.
Me he leido las tres crónicas del tirón, y son excelentes.
Consigues acercar la ROTADA a los que no tuvimos la suerte de acompañaros..
Grande Secre, muy GRANDE.
Gracias.
Me alegro Chorbi, pero a la próxima te vas a tener que venir. ;)
ResponderEliminarOtro genia relato!!!. Y una ultima bajada genial!!!, con su tremendo paisaje!!!, para un perfecto final de ruta!!!.
ResponderEliminarSi lugar a dudas, si alguna vez cudrara, para volver a repetir!!!.
Que grandioso..... Estos relatos son una barrica fantástica donde buscar buenos caldos en un tiempo, ya lo creo !!!!!!
ResponderEliminarTremendo boticari !!
Sensacional tercera parte y colofón de un rutón de los que hacen historia y, como bien dices, merece su puesto entre el top 5 rotero.
ResponderEliminarNuevamente agradecido por este agradabilísimo rato de entretenida lectura. Muy buena curranda, primol. ;)
Gracias.
ResponderEliminarCasi cuesta tanto como la ruta en sí, ejejj
No se x donde os meteis , pero las cronicas , estupendas !!!!!
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