Nuestra evolución encima de la bici ha sido notable pero, desde nuestro renacimiento cual ave Fénix resurgida de entre las cenizas, allá por finales de 2006 y principios de 2007, ha ascendido brutalmente si lo representáramos a modo de gráfica: como buen endurero y usuario de bicicleta de doble suspensión, desechamos tajantemente cualquier ruta por asfalto (vulgarmente denominado "asfalto pestoso"), y tratamos de evitar en la mayoría de lo posible la pista forestal (vulgarmente llamada "pista pestosa"), adentrándonos de lleno en el corazón de nuestro querido monte por medio de las sendas y nuestra nueva adquisición: LA TRIALERA, una palabra que no existe en el diccionario pero que en el mundo del mtb es sinónimo de diversión a borbotones. Abarca un amplio abanico de sendas de todo tipo, y tiene definiciones variopintas y muy dispares en boca de cualquier endurero, aunque básicamente se compone de una senda técnica con pasos de roca o piedra que hace necesaria estudiar la trazada como ritual antes del disfrute de la misma. Es la "delicatessen" del enduro, sin duda.

Pero últimamente estamos experimentando nuevas sensaciones... La famosa gráfica antes mencionada se ha disparado, y parece que nuestras burras nos permiten llegar a los rincones más oscuros e inimaginables del enduro. Una mezcla -casi me atrevería a decir- con el mismísimo trial. Unas trazadas que tienen como principal ingrediente el equilibrio; escalones que jamás habríamos pensado que se pueden bajar montados son ahora nuevos retos gracias a que antes hemos visto a alguien que puede hacerlo y "vive" para contarlo. Rotadas que pierden en kilómetros y ganan en altitud acumulada, pero sobre todo, en diversión. "Zetas" imposibles, pedrolos enormes, roca madre con agarre brutal, escalones desafiantes... Una mezcla explosiva que desemboca en contínuas inyecciones de adrenalina sobre el cuerpo del rotero, creándole una adicción más que notable, y que hace que la curvatura de sus labios pasen de la convexidad del lunes por la mañana a la concavidad del viernes por la tarde, deseoso de emociones fuertes.

Y fruto de dicha adicción, en conjunción con el anticipo de un veranito caluroso, llegan las tardes cuyo sol nos acompaña hasta bien entrada las 9, y con ello las tan ansiadas "ILEGALES", rotadas de 2 horas que dan mucho de sí. Prueba de ello, y protagonista de esta divagación es la que tuvimos el Gotxo y servidora el pasado lunes 20/05/09. Sin lugar a dudas, una rotada totalmente INCLASIFICABLE. Subimos por asfalto y pista, pero la bajada tuvo un nuevo ingrediente que, por lo menos en mi persona, acabó en gritos de júbilo y risas por doquier...

Ni asfalto, ni pista, ni senda, ni trialera.... Rambla pura y dura. Un camino de piedra caliza perfectamente pulida por el paso del agua cuando se forman torrenteras como consecuencia de lluvias intensas que proporciona un agarre impresionante en nuestros tacos y que queda impávido ante nuestro paso. Sin duda alguna son una de las trazadas más divertidas que -personalmente- se pueden hacer, ya que implica estar siempre atento y calculando hacia dónde vas a dirigir la rueda. Aúna la diversión de la trialera y el añadido de que NO hay trazada. La eliges tú. Un auténtico disfrute. Y para corroborarlo, una muestra:

Altavoces a to trapo (indispensable)