
Así acabó una jornada espectacular y calurosa: apagando nuestra sed y recuperando fuerzas en el Chacón.
La jornada pintaba dura, ya que el Bere en su "Convocatoria subyacente al secre" así lo había estipulado: un CHLC (Cid Hasta La Campana), seguido de una espectacular y trialerosa Senda del Zubi. Allí volvía casi 12 años después su protagonista, nuestro rotero Iñigo, donde pinchó nada más y nada menos que 8 veces...
Salimos más pronto que nunca, a las 07:30 de la mañana desde la Tahona, y lo que al principio fueron débiles críticas hacia el horario, más tarde se transformarían en halagos. Fue porque un servidor debía estar irremediablemente a las 13:00 minuto más, minuto menos, en el pueblo, ya que tenía comida de empresa, y vaya que si se cumplió...
Pusimos rumbo al Cid entrando en calor en las ramblas que conocimos unos días antes, hasta llegar al cartel rojo, desde el cual comenzamos (ya en conocimiento de todos), la subida por asfalto al Cid.

Primera parada en el camino de cemento, que dejamos de largo, siguiendo rumbo a la Senda del Zubi, senda que deja el asfalto en una pista forestal que impone y que me devolvía recuerdos a cada pedalada, recuerdos muy agradables de un tiempo pasado en el que éramos 6 los roteros que por allí pedaleaban, 6 roteros más rígidos que una vara de hierro pero que disfrutaban en cada subida, igual que hacemos ahora... Qué gusto da ver que hemos recuperado poco a poco cosas buenas de un pasado magnífico.
Almorzamos en la cima, al comienzo de la senda. Risas, la "charraeta" de rigor y la cata de la fresca agua que mantiene mi MULE (¡qué gran compra!), que convenció a los dos miembros que aún no lo tienen, de hacerse uno esa misma tarde. Llamada al secre y su móvil no da muestras de vida... Era de esperar... Yo también lo hubiera hecho. Aunque la llamada era para saludarle, se le habrían puesto los dientes largos, jejejejeje.
Bien, llegó la hora de afrontar el descenso, un descenso divertido y técnico al mismo tiempo, que no hace pocos meses disfruté con el secre. El reto: no poner el pie en el suelo en ningún momento, aunque no lo pude cumplir, ya que en una curva no tuve más remedio y también tuvimos a un senderista por delante un tanto "extraño"... Una vez terminado el tramo técnico, a disfrutar soltando el freno en la bajada plagada de saltos, socavones y raíces de pino que intentaron en vano hacer que besáramos el suelo. Al final, la senda nos devolvía al duro y caliente asfalto, que nos brindaba irremediablemente una nueva subida, pero subida que la contínua brisa que soplaba esa mañana hizo ameno el esfuerzo, por lo que una vez coronada la "cima", quedaban fuerzas suficientes para poder disfrutar otra vez aunque en asfalto, y finalmente, un servidor, rematar la faena en el tramo de tierra.
Ya abajo, vistazo a los relojes y sorpresa al ver que íbamos genial de tiempo, por lo que pusimos rumbo al Chacón. En nuestras mentes, las pedaladas ahora tenían un sentido y un objetivo fijado... Llegamos, dejamos las burras y nos sentamos, mientras el amable chaval nos traía líquido para refrescarnos y algo de comer para acompañar. Más risas y una interminable cola de "claras" mientras comentábamos la ruta. Al final, la última ronda corrió a cargo del Chacón, nos "foteamos" y con tiempo de sobra nos fuimos para casa. Una jornada muy agradable.