Nuestro último día a pedales por el País Vasco nos acercó un poco más a la costa, lo cual se tradujo en una mayor humedad y un paisaje más verde que el de días anteriores. Esta vez pudimos conocer de primera mano la zona del Ernio, disfrutando de un paisaje de prados y caseríos al principio, con una cómoda subida, y un terreno duro, sombrío al principio y amplio después, hasta las Casas del Ernio. Luego una parte preciosa hasta el pico, con equivocación incluida mía. Sensación de pico total. La pena fue de nuevo la niebla, que no nos dejó ver las impresionantes vistas que desde su cima se alcanzan. La bajada fue de nuevo, apoteósica, con algunos tramos de lo mejorcito que hemos hecho.

Colofonazo final a un viaje, de verdad, cojonudo en todos los sentidos!

Gracias a los autóctonos que colaboraron en la confección de las rutas, Mikel y Carlos, una auténtica pasada!! mila esker!