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viernes, 25 de mayo de 2012

EN PANXA PLENA NO ENTREN PENES



El apellido de nuestro deporte lo delata. No se reinventó el biciclo añadiéndole unas ruedas de tacos gordos, para ir solamente a por el pan, o dar un voltio entre viñedos con sacos de papel colgantes en mitad del vacacional agosto. Aunque digan incluso, que las bicicletas son para el verano.

Su linaje "de montaña" imprime carácter al nombre, y denota un halo de misterio, grandeza y rudeza, del cual adolecen otros apellidos deportivos. Con este halo montañés, uno percibe enseguida que en este rollo no verás excepcionales cuerpos sobre doradas arenas de playa dándole a un balón que no mira nadie del público presente, mientras los jugadores tratan de desafiar la ley gravitatoria.

Quizá ocurra todo lo contrario, y el curioso que avista un nutrido grupo de ciclistasmontañeses se lleve una desagradable caída total del mito, al comprobar los litros de cerveza que debe haber sido consumida por esas henchidas barrigas, que medio consiguen ocultarse dada la actual moda de llevar camisetas más holgadas que los otrora insustituibles maillot.

Matiz importante este de la barriga, que califica homogéneamente al colectivo de treintaytantos-cuarentaylargos que tanto abundan en esta tipología compuesta por sucedáneos de deportistas.
Jodo, ¡qué sería de esos momentazos de ego supino, escondiendo barriga ante la foto de grupo en lo alto de cualquier vértice geodésico que se precie! "Que no se me note, que no se me note!", piensas mientras miras por el rabillo del ojo si tienes más o menos curva que tu amigo que como tú, aguanta la respiración engañándonos a nosotros mismos, pero no a nuestras mujeres, quienes al ver en casa el resultado final del encuadre pensarán sin decirlo -para no hundirnos, claro-, "en tu vida has tenido tu ese figurín!", reafirmando la idea que tienen: sus cónyuges rozamos el gilipollismo exhacerbado.

En cualquier caso, el instante posterior es donde el apellido "de montaña" y el barriguismo exquisito, se funden en un abrazo fraternal. Momentazo! Casi alcanzar con la palma de la mano horizontes compuestos por valles, montañas y territorio costero anexo, en un simple giro cervicaloide de 360º, mientras le metes un buen bocado al pan bien aderezado de sustancia es... como te diría... sublime! Y un apartado del juego este de mequetrefes que ya pintamos mona en el cogote y sienes plateadas a marchas iguales, sin parangón.

El ñam ñam ansiado a mitad de subida, que calma y mitiga el molesto león que parecías tener por estómago, te devuelve a la vida. A golpe de salchichón adobado y aderezado con un buen queso, compruebas que tu visión se torna más aguda, y que a poco que te fijes, empiezas incluso a descubrir nuevos senderos desde allá arriba, donde mejor se afrontan los problemas, donde mejor se enfrenta la vida.

Lo siguiente ya lo sabes: nos partiremos el pecho entre piedras, sortearemos raíces como buenamente podamos, y haremos el garrulazo que es lo mejor que sabemos hacer.

Eso sí, con dignidad... y el estómago lleno.

4 comentarios:

  1. Qué bueno, xá! Y qué ganas de pillar la burranga da al leer estos "delicatesen" que de cuando en cuando endulzan y aumentan el caché del blog.

    Grasies, cosí.

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  2. La verdad, es que ya estamos en esas edades...., je, je, je.....

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