Nos metemos en esta rueda giratoria que nunca para aunque durmamos, y no nos damos cuenta de muchos detalles que acontecen hasta que los echamos en falta. Lo cual no deja de ser más que un muy buen momento para pensar que deben ser más valorados cuando se tiene la suerte de vivirlos. Ciertísimo: hay que aprovechar cada instante grande que nos regala la vida, incluso si puedes, ponerle un marco aunque sea barato.

En confianza te digo, que últimamente me parece que la rueda ha ido aceleradísima en mi vida, los acontecimientos se han ido sucediendo uno tras otro. Pensar en el invierno, con lo largo que ha sido, me parece incluso lejano ya. Y cercano a la vez, no sé si sabes de lo que hablo.

Esa celeridad me ha traído -como a ti también, claro- muchas sensaciones, pero me ha distrído algunas. Y en realidad no me importa, ciertamente, pero sin pretensión de parecer egoísta ni solitario, aquí hablando contigo me he dado cuenta que echo de menos mis escapadas de largas horas por las Highlands, sin hablar más que conmigo mismo. Me encanta mirar los nuevos tonos de la primavera, oler a pino montañés mientras surco el camino hacia la Font de Forata, perder los oídos en los saltos de agua de los barrancos, que a estas horas, deben llenar el pantano centenares de metros más abajo, descubrir nuevos rastros, alucinar con la niebla que aquí se engancha literalmente a las rocas...

Este año ha sido la mejor primavera de todas, sin duda, las más "llena" en todos los aspectos, y sin embargo, la más vacía de cabalgadas de este tipo que tanto me gustan. Ya ves, aquí hablando contigo un rato, me doy cuenta de las paradojas de la vida... no sé, dime algo tío!