07:20 AM: suena la dulce aunque a la vez cojonera melodía del despertador del móvil. Me levanto tras 10 min. autoconvenciéndome de que vale la pena lo que voy a hacer durante la mañana para que "mi otro yo" deje de susurrarme al oído lo bien y calentito que se está en la cama...

A continuación me pongo el traje de luces y me voy a por todos los aparatejos "high tech" que nos proporcionan toda serie de datos para inmortalizar la salida: pulsómetro, cámara digital, cuentakilómetros, gallumbos... Cuando voy por el pasillo de puntillas intentando no hacer ruido, suena un mensaje. - Uy que mal rollo, alguno que ha fallao -, pienso para mis adentros. No, es Vicentet, que me dice que hemos quedado un cuarto de hora más tarde (08:30). Me lo tomo con filosofía mientras "mi otro yo" me vuelve a susurrar al oído un comentario despectivo hacia mi primo (jejeje). Voy a la cocina, desayuno mi tazón de medio litro de leche con "smacks", cojo todo lo que necesito, lleno el Camelbak y esta vez no me preparo el almuerzo (mi primito ha dicho que hoy almorzaremos en un bareto de Pinoso, que bó!). Todo listo. Hago tiempo viendo Mc Gyver en Antena 3.
Llega la hora y no me apetece salir (me ha enganchado la serie, qué buena es!). Hago un esfuerzo y me bajo. Hemos quedado en la Tahona. Llego y allí está el Bere. A continuación llega Vicente, y luego aparecen dos invitados: Javi y Antonio.
Iniciamos la salida. Hace un poquillo de viento, pero el día es, en cuanto a la temperatura se refiere, bastante agradable (soleado).
Quién nos iba a decir que acabaríamos tastando las mieles propias de una etapa con una climatología bastante adversa, ya que el viento, a medida que ascendíamos, aumentaba, llegando, en momentos de la ascensión, a prácticamente tirarte de la bici, lo cual sumado a la propia dureza del recorrido hacía de la salida un cóctel digno de ser recordado largo tiempo... Fue una ruta de las que marcan un estado de forma que, después de lo visto, comienza a ser muy pero que muy aceptable para todos.

La "etapita" fue muy variada: ascensiones en asfalto, en tierra, rachas de viento en ocasiones muy agresivas, trialeras, velocidades que en algunos casos superaron los 70 km/h. , momentos de euforia, momentos de desesperación, de hambre, casi pájara en algunos y alguna que otra caída tonta sin consecuencias...

Si observamos el perfil de la etapa, observaremos que es cierta la variedad que comento:

Todo esto, como ya he dicho, nos puso a prueba a todos los miembros, aunque acabamos respondiendo perfectamente. No obstante, voy a tomarme el placer de resaltar el mérito que tuvo uno de ellos, por las circunstancias que atraviesa su salud, y que sorprendió grátamente al resto: nuestro Berenguelo. Su recuperación parece que cada día es mejor, lo cual es un motivo de gozo y satisfacción, ya que las consecuencias no sólo recaen sobre su salud, que es lo más importante, sino que también en los demás, puesto que podemos disfrutar todos juntos de rotadas interminables.

El cansancio iba apoderándose de todos nosotros, porque el ansiado bocata no llegaba... Finalmente llegamos a nuestro destino, pero cuál fue nuestra sorpresa al comprobar que parecía que estuviésemos en un pueblo fantasma: dos "agüelicos" y el famoso bareto cerrado. Tan sólo un horno al lado del restaurante pero que prácticamente no tenía nada. Almorzamos en la acera, un tanto desfallecidos (eran las 11 y pico), y nos tocó volver hasta Monóvar por carretera (puaj!). Menos mal que el aire esta vez lo teníamos a favor y no costó mucho llegar. Finalmente, llegamos a Novelda por el tramo del río, y nos dimos cuenta de que el tiempo que habíamos empleado en la ida, que fue de casi 3 horas, había sido más de el triple que el que necesitamos para volver (35 min.).



Ya en el pueblo, resulta que era hasta pronto, así que fuimos a "ca la Concha", a por las birritas de rigor para festejar una nueva etapa más añadida a la saca de la penya (50,72 Km.). Lo que en un principio estaba estropeando el día (el viento), acabó mejorándolo. Una etapa que marca el comienzo de un visible estado de forma muy bueno para todos nosotros. Que así siga. Eso sí, yo a partir de ahora me llevo el bocata, nenes.

ARRIBA RIBA!!