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viernes, 16 de marzo de 2012

PONGAMOS QUE HABLO DE SERRELLA...

El Port de Confrides, otrora importante nudo de comunicaciones, nos recibe con unos frescos 4º, que parecen menos con el húmedo viento del NE, conocido en la Terreta con el nombre de Gregal. Viento que es el principal causante de tener llenos de agua los cauces y pantanos de esta parte de la Montaña de Alicante en estas fechas tardoinvernales, a base de apenas un par de trombas caídas estos últimos dos meses, mientras que en la tele vemos cómo agonizan los pirenaicos.

En cualquier caso, no hemos venido aquí ni a perder el tiempo, ni a hablar sobre el atmosférico, así que urge subirse las cremalleras y ponerse las pilas, no sin antes haber dejado un coche como remonte posterior, en la cola del embalse de Guadalest, unos kms valle abajo, y a menor altitud, factor que se comprueba enseguida a base de un ambiente más atemperado. Justo el que abandonamos antes de las 7 de la mañana en Novelda.

La pista es agradable, poco a poco vamos ganando altura entre conversación matutina, y andamos la mar de entretenidos con los escarceos de una ardilla que sorprendentemente repta y salta por un pedregal dejando de lado las ramas de los árboles. Un poco más allá un grupeto de barranquistas van a lo suyo, y nos saludan al pasar a su altura. Las nubes que todo lo envuelven, y que siempre producen un cierto cosquilleo nervioso, cuando uno se adentra por Serrella, siguen espesas… en fin, mucho todavía por delante pero es buena la hora de salida, y poco a poco vamos llegando a los pequeños collados que superamos perfectamente montados en la cómoda pista de montaña. La única en kilómetros de sierra, por cierto.

Van cayendo el Coll de la Caseta del Retor y el Coll de Borrell entre buenas sensaciones físicas. Un enorme grupo de senderistas nos cede el paso, y emprendemos ruta a 1150 metros sobre el mar que tenemos como magnífico telón de fondo. La escena engancha, pero los senderistas de nuevo nos alcanzan y es mejor adelantarse a ellos para no interrumpirnos mutuamente ambos grupos, pues desde ya mismo, empieza un larguísimo sendero que atravesará ambas vertientes de la montaña y surca los dos valles contiguos que esperamos visitar hoy: la Vall de Seta y la Vall de Guadalest.
El día no acaba de levantar, pero no sucede lo mismo con nuestros aluminios, que pronto colocamos en la chepa mientras le rondamos a la altura imperturbable del Plà de la Casa, a través de su venerable y conocido canchal Sur. Todo un clásico en las épicas roteras.

Apenas son las 10,15 de la mañana, estamos a unos 1260 mts de altura y ya nos hemos ventilado el primer porteo. Las vistas se abren ahora hacia ambas vertientes y las protes se quedarán puestas ya hasta la tarde. Los caparazones plásticos en Serrella, no solamente sirven como “papel burbuja” ante posibles desmontadas forzosas del biciclo, también son una capa protectora extra ante el ser más despiadado que habita estas montañas. No. No es un dragón amorfo que escupe fuego por la boca, ni siquiera un maléfico ogro de tres ojos. Hablamos de una planta de no mucho porte, que sin embargo es capaz de hacerte maldecir a los Dioses, arrancarte un lúgubre quejido, y acordarte del Monte Calvario a través de su concienzudo nudo punzante: la puta aliaga!!

El cordal que une las cimas del Plà de la Casa y la Mallà del Llop se hace más dificultoso hoy que hace un par de semanas, cuando también transitamos por la zona, pues el viento helado y húmedo coge fuerza y las nubes aumentan. El Portet de Fageca, canaliza directamente el viento de naturaleza mediterránea, y de no ser por la inexistencia de bajas presiones en altura, ahora mismo nos estaría cayendo un buen nevazo, ¡garantizado!

El primer tramo de bajadita del día te va poniendo a tono. Nos enfrentamos al segundo porteo del día sintiéndonos que entramos en otra nueva etapa de la rotada. Ciclamos unos metros por el sendero hasta que se empina demasiado, y nos calzamos a la sobrarbense o a la chepa la bici. Este segundo porteo supondrá 200 mts de desnivel en unos 25 minutos hasta el cordal, donde llegamos atravesando un par de vertiginosos y estéticos tramos de canchal, que incluso se dejan ciclar respetuosamente. Aunque para ello debes guardar celosamente el equilibrio, so pena de meterte la gran hostia de tu vida y quedar como abono del pinar que fulgurante, aparece entre luces y sombras 400 mts valle abajo. Pues eso, que más vale no salir de boca.

La avanzadilla rotera va ganando altura, y la retaguardia saca fotos sin parar como queriendo captar para siempre los momentazos que allí se viven. Tal es así, que Pepe y yo detenemos ese característico sonido que desprende la diminuta caliza del canchal al pisarla y hablamos un rato. Alcanzamos a dilucidar que cualquiera de los que pululan ahora por la vida de “allí abajo” verían las cosas con otra perspectiva si estuviesen en nuestra piel y bajásemos al rato. Y mientras la Penya Alta de la vecina sierra de Xortà se deja ver al fondo, y el carrascal de recio porte brilla entre virutas de sol, apretamos el paso no vaya a ser que la vanguardia se nos enfríe arriba.

Clic, clic, clic, foteo a troche y moche mientras el primo que casi se me va de baretas por el cortado, no ve claro por dónde va la pseudotraza del sendero. “Es por aquí”, le digo, “pero no te lo he comentado antes porque te salías del encuadre, jeje”. “Qué +$&%O”·!!”, y llegamos al cordal donde sin viento y con sol, lucen palmito los otros tres roteros, en una escena que a todos nos recordó el lejano Petretxema del verano pasado.

El viandaje no es ni mucho menos frugal, y el pelotón de senderistas que viene tras nuestros pasos parece hacerlo atraído por los aromas de bocatas y acompañamientos varios que desparramados, van cambiando el peso de sitio: del camel a la panza.
Después de decir “bon dia” unas cuarenta veces con la boca llena, una senderista con ojos color mediterráneo nos da agradable conversación momentánea.

Mientras, otro grupo que viene desde la Mallà del Llop alucina bellotas de carrascal maduro al ver bicis allí. Casi las mismas bellotas que alucinamos nosotros al despedirse la chica diciéndonos que vienen desde Benassau y van… a Bolulla tras 30 km de travesía montañera!! Y a nosotros nos dicen que estamos fatal de lo nuestro…

El cordal es un sitio ideal para captar el reto en el que estamos totalmente entregados a estas alturas de ruta. El hombre del tiempo no ha errado, y el solecito se impone al mismo tiempo que el Gregal pierde fuerza. Tras una breve ciclada y un igual de breve tramo empujando, ganamos el Morro Regalls, punto álgido de esta rotada épica de hoy. Estamos sobre la fita de piedras amontonadas que marca los 1322 mts, en un ambiente de montaña que a simple vista, otorga al paraje mayor altitud de la que en realidad tiene. Hay que ver cómo molan estos picos sin parásitos humanos en forma de trembundas cruces, pilones geodésicos o mojones de cena en el Burguer King!

Continuará... si eso

3 comentarios:

  1. Mmmmmh, qué bó! Echaba en falta una crónica de semejante calibre.

    Serrella is different, and moling abogolloning.

    Esperando la parte 2.

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  2. Bueno, pues al final no fue a la noche, ha sido ahora. Y que decir.... Que estoy deseoso de ver la continuacion de la cronica!!!.

    Buenisimas palabras, y gran descripcion de esta primera parte de la ruta, Vicente!!!. Ganas locas de leer la continuacion!!!.

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