El Territorio Rotero se enorgullece de ser de los más abundantes en cuanto a piedros se refiere, pero bien es cierto que lejos de aquí se alza un paisaje que guarda gran similitud con el nuestro, a pesar de que el clima es bien diferente. Y a cambio de más frío y humedad, tenemos un verde eterno pero roca pura y disfrutona en lo más alto.

Hablamos de Saalfelden (Austria), más concretamente en el monte Sommerstein, y relieve kárstico es lo que conforma un mar de piedra, sinónimo de heladas y erosión. Un ambiente hostil en el que incluso las más delicadas formas de vida se abren paso. Eso sí, la técnica que se calzan los personajes que por allí discurren a dos ruedas es digna de alabanza.


La historia del vídeo comienza con la aventura de dos chicos, allá por el año 1972, cuando roban una bicicleta militar y se adentran en el Sea Rock (una vasta extensión kárstica), para hacer ciclismo de montaña por primera vez. Desafortunadamente, tan sólo pudieron avanzar 10 metros y la bicicleta quedó encajada allí entre las rocas irremediablemente.

40 años después, allí sigue, vigilante, la bicicleta oxidada y con las ruedas llenas de musgo, siendo testigo mudo e impávido de una hazaña frustrada pero que supuso el principio de lo que hoy es el ciclomontañismo.

Verano de 2012: dos osados, siendo uno de ellos Tom Oehler (campeón del mundo de trial), y el otro Harald Philipp (conocido bici alpinista), y con la tecnología de su parte (a los mandos de una bicicleta que estuvo a punto de ser rotera), deciden continuar la aventura. Aventura arriesgada, pues este tipo de paisajes ocultan un jardín de rocas de lado y bien afiladas, imposibilitando a una persona normal su paso a dos ruedas.

Un vídeo, sin duda, impresionante, pero con tintes de documental, por lo que si queréis ahorraros las entrevistas, avanzad directamente al min. 03:20. A partir de ahí, alucinad con los paisajes y habilidades de los susodichos.