El sábado pasado contamos con un par de ingredientes básicos para tirar de investiganda en condiciones: un grupeto reducido que en teoría agiliza la marcha y reduce el % de probabilidad de averías, piñazos, etc. y unas ganas locas por echarle el guante a una sierra preciosa, que siempre la hemos visto como horizonte desde montañas cercanas, y que esconde bosques profundos, barrancadas, portentosas y solitarias masías, zonas de cultivo en vallecillos entre las montañas, fauna de todos los tipos y colores, y un buen montón de trialeras de las de toma pan y moja.

Así pues, pusimos rumbo a lo inédito y tirando de cachivaches soviéticos en el manillar (y con el mapa de Ptolomeo en el camel por si acaso), le dimos a cuantas lomas, cimas, barrancos y pseudosendas encontramos. Cabe destacar, que ante la duda de "camino bueno" o "posible sendero", nos decantamos por la segunda opción, y unas veces nos salió mal, otras peor, y otras ligeramente mejor.

Así pues, damos por iniciada la prospección rotera a una montaña emblemática: la Replana del Carrascar, que nos prometió dejarse para próximas veces.

Faltásteis muchos, pero tranquilos, que volveremos.