QUID PRO QUO
Alcanzamos los mil metros de altura con sufrimiento, justo el mismo sufrimiento que se predice con solo mirar hacia el mar, y comprobar que apenas se asoma un poco por los dos costados del pico que pretendemos desafiar con nuestras bicis. Pero antes de llegar a semejante muralla final, se nos presenta ante nosotros otro importante desafío: estamos en lo alto de una loma desde la que arranca una poderosa trialera corta, pedregosa como ella sola y empinada. Tan empinada resulta, que es imposible ver más allá de los primeros veinte o treinta metros de sendero.
El ruido de los velcros de las protes y el chillido de una pareja de águilas, es lo único que se oye allá arriba. Invadidos por ese nervio especial que precede a toda bajada inédita, nos miramos de reojo. "Uff, no sé cómo veo la cosa...", acierta alguien a decir, justo en el momento en que voy a coger de nuevo la bici para imaginar siquiera la bajada, y observo de mala gana, una gran botella de plástico entre las piedras. El único engendro que nos encontramos hasta entonces en esa sierra, pese a llevar ya unos cuantos kilómetros de ruta. Casi con sigilo dejo de nuevo la bici, me quito el camel y meto la puñetera botella dentro, cuando de repente, mi mente recuerda una historia ocurrida hace unos meses, a miles de kilómetros de distancia de aquella bajada, y a mucha mayor altura...
Simone Moro junto a dos compañeros más de cordada salieron ilesos de un impresionante alud que los arrastró Gasherbrum abajo, en pleno Himalaya, quedando sepultados dos de ellos que pudieron ser rescatados por el alpinista italiano. Moro le dio las gracias a la montaña por haberse dejado conquistar y haber salido vivos de ella, recordando que unos años antes no pudo decir lo mismo al dejarse la vida miembros de su cordada en su primer asalto. Y recordó, como yo lo hacía ahora, que pese a la petación tremenda que debe suponer subirse un 8.000 en invierno, tuvo la buena onda de recoger desperdicios humanos abandonados a su suerte que afeban y mancillaban la montaña. El respeto hacia ella y la superstición le hicieron agacharse, y cuando ahora sale en revistas del gremio anunciando su hazaña, recuerda el viejo dicho montañero "quid pro quo", o lo que es lo mismo, "algo a cambio". Si respetas la montaña, ella te respetará a ti.
Sea coincidencia o no el haber sobrevivido a aquel alud por haberse llevado la basura de allí, a mi me vino aquello a la cabeza en aquel preciso instante. Y medio temblando por lo jodido que pintaba el tema desde el manillar, por muy ancho que sea, salí el último desde allá arriba con algo más de confianza por haber metido el plástico en el camel.
Llegamos abajo perfectamente. Abajo de esa superbajada, y abajo del todo desde el pico que veíamos antes enfrente después de sufrirlo porteando, en una de las mejores bajadas que hayamos catado últimamente.
No sé, quizá el sonido a plástico que oía en mi espalda entre ramazo y ramazo, y entre los movimientos corporales negociando pedrolos nos sirvió de talismán, quizá fue suerte o que tuvimos el día, pero doy fe que aquella mañana llena de dificultades serranas extremas como pocas, fue una de las mejores en mucho tiempo, y que la botella acabó... entre otras tantas en medio de un contenedor amarillo una vez cambiamos las bicis por los coches.
¿Será que la montaña nos devolvió el favor?
El ruido de los velcros de las protes y el chillido de una pareja de águilas, es lo único que se oye allá arriba. Invadidos por ese nervio especial que precede a toda bajada inédita, nos miramos de reojo. "Uff, no sé cómo veo la cosa...", acierta alguien a decir, justo en el momento en que voy a coger de nuevo la bici para imaginar siquiera la bajada, y observo de mala gana, una gran botella de plástico entre las piedras. El único engendro que nos encontramos hasta entonces en esa sierra, pese a llevar ya unos cuantos kilómetros de ruta. Casi con sigilo dejo de nuevo la bici, me quito el camel y meto la puñetera botella dentro, cuando de repente, mi mente recuerda una historia ocurrida hace unos meses, a miles de kilómetros de distancia de aquella bajada, y a mucha mayor altura...
Simone Moro junto a dos compañeros más de cordada salieron ilesos de un impresionante alud que los arrastró Gasherbrum abajo, en pleno Himalaya, quedando sepultados dos de ellos que pudieron ser rescatados por el alpinista italiano. Moro le dio las gracias a la montaña por haberse dejado conquistar y haber salido vivos de ella, recordando que unos años antes no pudo decir lo mismo al dejarse la vida miembros de su cordada en su primer asalto. Y recordó, como yo lo hacía ahora, que pese a la petación tremenda que debe suponer subirse un 8.000 en invierno, tuvo la buena onda de recoger desperdicios humanos abandonados a su suerte que afeban y mancillaban la montaña. El respeto hacia ella y la superstición le hicieron agacharse, y cuando ahora sale en revistas del gremio anunciando su hazaña, recuerda el viejo dicho montañero "quid pro quo", o lo que es lo mismo, "algo a cambio". Si respetas la montaña, ella te respetará a ti.Sea coincidencia o no el haber sobrevivido a aquel alud por haberse llevado la basura de allí, a mi me vino aquello a la cabeza en aquel preciso instante. Y medio temblando por lo jodido que pintaba el tema desde el manillar, por muy ancho que sea, salí el último desde allá arriba con algo más de confianza por haber metido el plástico en el camel.
Llegamos abajo perfectamente. Abajo de esa superbajada, y abajo del todo desde el pico que veíamos antes enfrente después de sufrirlo porteando, en una de las mejores bajadas que hayamos catado últimamente.
No sé, quizá el sonido a plástico que oía en mi espalda entre ramazo y ramazo, y entre los movimientos corporales negociando pedrolos nos sirvió de talismán, quizá fue suerte o que tuvimos el día, pero doy fe que aquella mañana llena de dificultades serranas extremas como pocas, fue una de las mejores en mucho tiempo, y que la botella acabó... entre otras tantas en medio de un contenedor amarillo una vez cambiamos las bicis por los coches.
¿Será que la montaña nos devolvió el favor?
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Voy a dejarme esta divagación para después de llegar de la ilegal que me voy a espolsar, así la pillo en plena endorfinancia y es mayor el subidón.
ResponderEliminarQUÉ GRANDE SECRE!!!! Y recuerdo que nos dejamos una bajal a la que hay que ir en breve.:D
ResponderEliminarMuy buena, Secre!!!
ResponderEliminarLa montaña nos devuelve el favor en infinitud de ocasiones, permitiendo que lleguemos ilesos a casa. Tan sólo cuando le perdemos el respeto peligra nuestra integridad.
ResponderEliminarPero lo más bonito de todo es la grandísima cantidad de cosas que ella comparte con nosotros, y sobre todo en esta época del año, cómo se nos presenta, luciendo sus mejores galas.
Si cuidas la montaña, ella te cuidará a ti.
Muy buena divagación, cosí. Lo único tristemente real es que visiten nuestro monte personas que no tienen ningún respeto ni hacia él ni hacia el resto de gente que tratamos al máximo de evitar que se note que allí hemos estado para no romper el frágil equilibrio montaña-humano.
Bon dia a tots.
Me alegro.
ResponderEliminarUna pena ver plasticuchos por el monte, aunque también tengo la sensación que antaño se respetaba menos que ahora.
Ahí estoy contigo. Antes yo tb veía más marranismo que ahora. Igual la gente se va mentalizando más. Ojalá.
ResponderEliminarBon día!!
ResponderEliminarEl pasado miercoles, sin ir mas lejos, me fumé una ilegal por monteagut más Kalifa, y sorpresa la mía, que aún haya gente que práctica este deporte y diga que ama la naturaleza, cuando pincha una rueda y tira la cámara junto a la senda, desde luego que hay que ser insensible. :(
Zambu, por aquí también tenemos algún hijoputa de esos.
ResponderEliminarCuando veo un kleenex por ahí tirado me jode, pero el ver desechos de gente que ha llegado hasta allí con un "trasto" como el mio, todavía es peor.
:-(
Insensible no, simplemente UN GUARRO.
ResponderEliminarEl mtb está llenó de cerdos, por desgracia no es una excepción.
ResponderEliminarNo entiendo como alguien puede dejar ahí tirada una cámara!!!!!
Muy buena divagación Segre.
ResponderEliminarMejor simbiosis monte-hombre.
Lástima que exista gente que emborrone esta relación, y que encima, con el tema de la cámara pinchada, para el resto de gente que quiere y disfruta la montaña, nos cuelga la etiqueta de "ciclista = a guarro". Triste pero cierto.
Así que nos toca ir recogiendo la basura que dejan otros, para mantener esta simbiosis.
Buena divagación.
ResponderEliminarY como han dicho, nos quedó una sendita por allí por hacer.....
...Ahora habrá que ver cuándo la hacemos.
ResponderEliminarPues siento discrepar en que seamos un colectivo "marranet", la verdad es que aunque no hace mucho que voy en mtb, creo que si el suficiente como para poder decir que no he visto a ningún "marranet" acompañándome, si no más bien todo lo contrario, de los que si se encuentran algún desperdicio por ahí lo recogen, como bien ha descrito el Secre.
ResponderEliminarOtra excepción serían los que no ensucian físicamente el monte pero sí acústicamente, estos individuos no se considerarían "marranets" sino "guarRots". Pero qué sería de la sierra sin el alegre cantar de los pajarillos? :-P
Buen finde xiquets, riba riba... :-D
Por cierto, el diumenge si no pasa nada me dejaré caer por la Aitana, lo digo porque no me importaría cruzarme con ningún guarRot ;-)
Amoraver, Güoko....
ResponderEliminarNinguno de los que yo conozco que van en burrancia he visto jamás dejar desperdicios "inorgánicos" en el monte. Algunos sí lo hacen con desperdicios "orgánicos", o sea, cáscaras de frutas, pero esto puede originar una serie de discrepancias hacia si es o no considerado como "basura".
Los de la contaminación acústica somos nosotros mayormente, si. Ahí te doy la razón. El abejaruco canta para buscar pareja, el ciervo berrea en época de apareamiento desafiando a otro macho dominante, el lobo aúlla pq le sale de los potroaks y el rotero emite decibelios sin sentido pq está disfrutando de una bajal turronera. Son todo especies naturales disfrutando en su medio, también natural. Otra cosa serían los decibelios producidos por explosiones descontroladas de metano, que es otro cantar...
Ta quedau clarico? :D
Se os va la pelota de excursión!! jejajaje
ResponderEliminarQué vais a hacer por Aitana Woko? dame envida cochina, anda.
el otro día vi unas fotos por els Frares de Serrella que me han corroído por dentro y por fuera.
Iremos a podar el Salt :-P
ResponderEliminarPues tengo ganas de rematar por el Ponoig, però como los acompañantes no se si les va las investigandas, iré a lo seguro por el Arc-Sirvienta-Goleró-Salt...
Por cierto, ya han arreglado la carretera de Benidorm a Guadalest? no tendré que ir por Callosa otra vez, no? :-/
Hace más de un mes que no subo, pero l'escagassó de la carretera se limitaba a un carril, así que como mucho tendrás que pararte medio minuto en el único semáforo (provisional y portátil) del Valle. Menudo lujo!
ResponderEliminarPor cierto, viendo me hallo un reportaje en Planeta Bicicleta de tu Altea querida. :D
Lo que viene siendo la Épica de Aitana, no? llévate la podadora...
Bueno nenes, qué se cuece para mañana?
ResponderEliminarCrevillentish?
Maigmonet?
Horse Mountain?
Tunelancios?
La cuarta opción lo triunfa.
ResponderEliminarPor eso la pongo. Siempre es la que más "chama" la atención. ;)
ResponderEliminarIn cre di ble :(
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