EL PUIGA CAMPANA HERIDO, PERO NO VENCIDO.
Ayer pudimos desafiar al viento haciendo lo que más nos gusta: deslizarnos por sendas y bosques a lomos de una bici de montaña, ajenos por completo a la tremenda tragedia que empezaba a gestarse unas decenas de kilómetros más arriba.
Los piedemontes del Puig Campana, colosal gigante de las béticas alicantinas, se encontraba desde tempranas horas de la mañana asediado por las llamas. Atónitos, ayer asistimos todos a un escenario de incertidumbres sin saber el verdadero alcance del problema. El mayor episodio de viento de poniente en veinte años, se alió con la masacre.
En mi cabeza se agolpaban miles de sensaciones desordenadas. El Puig para muchos de nosotros, es un auténtico santuario pétreo y verde, símbolo de naturaleza salvaje, ubicado apenas a unos kilómetros del despropósito costero. Todas las semanas emprendemos viaje circunvalándolo. Nuestros ojos se fijan en él desde la salida de la autopista, primero por su vertiente meridional con su Tajo de Roldán y el Carreró omnipresentes, y luego cuando empieza la colonia de urbanizaciones por su vertiente oriental. Siempre, siempre, tomando la gigantesca montaña como referencia, para huir de los luminosos, calles asfaltadas, barrancos canalizados y todo lo que huele a humanidad en el trayecto hasta la última rotonda, antes de entrar a la Vall de Guadalest.
Una de mis mejores medicinas en estos últimos años, ha sido encaramarme hasta el Coll del Ponoig, a más de 1100 mts de altura, para mostrarle la mayor de mis reverencias a tan magnífico escenario de montañas. Allí, a tus pies alcanzabas a ver una ladera verde profundo, salpicada por el ceniciento de las carrascas, y el ocre de los arces durante el otoño. Desde ayer, ese escenario ya no va a ser el mismo en mucho tiempo.
Todavía no hemos llegado al mediodía cuando comprendemos ya la magnitud de la catástrofe. Toda el área baja de esta zona de la Marina ha sido golpeada por el fuego devastador. El Copet, Mas de la Monja, la Font de la Solsida, el Coll del Pouet, incluso media ladera del Ponoig, parecen hoy, laderas negras volcánicas. Algunos islotes verdes se mantienen como pueden en medio de las laderas, fruto de la velocidad de las llamas ante el fuerte viento. Estas islas de vegetación, serán las encargadas de la germinación del monte, convirtiéndose así, en islotes de esperanza y vida. El ir y venir de aviones, helicópteros y bomberos es incesante a esas horas. El tráfico inunda una carretera que los domingos a estas horas sostiene pocos coches. El panorama es desalentador conforme avanzas. Cipreses, jardines, barrancos carbonizados a la vera de la CV-70. Ajenos a la desgracia, la gente se agolpa en el mercadillo de Polop, como si nada de lo ocurrido les importase.
Pese a todo no se ve humo ni llamas, por lo que parece que los medios terrestres que han sumado un colectivo humano de unas 700 personas que se habrán jugado la vida durante la noche, han hecho frente a las lenguas de fuego de una manera soberbia, atajando la desgracia y evitando que éstas traspasasen los límites naturales del Puig hacia la vecina Aitana.
Mientras ascendemos por la carretera comprobamos que el Coll del Llamp ha resistido a la guerra del fuego.
Pasa el día y de repente, como por arte de magia, las condiciones cambian. A las cinco y media de la tarde salimos de un bar donde el incendio copa todas las conversaciones, y comprobamos cómo el cielo, ennegrecido como el Puig, llora de rabia, como queriendo ayudar a sofocar el desconsuelo. ¡¡¡Llueve!!!
No solo llueve, sino que además la temperatura ha bajado, y Aitana se viste de nieve, tejiendo de un manto blanco el paisaje, como queriendo animar al Puig eliminando el negro de las montañas. Y recordándonos mientras nos dibuja una inesperada sonrisa en la cara, que la naturaleza mediterránea es fuerte, y que la vida de las montañas es mucho más larga que la nuestra, nos dice que el Puig Campana se tomará el tiempo que haga falta, para volver a ser lo que anteayer era.
Son las seis y media de la tarde, las brigadas rurales de emergencia se retiran, los militares de la UME en caravana bajan del monte, mientras sigue lloviendo sobre el Puig que queda allí cansado, humillado, pero no vencido...
Los piedemontes del Puig Campana, colosal gigante de las béticas alicantinas, se encontraba desde tempranas horas de la mañana asediado por las llamas. Atónitos, ayer asistimos todos a un escenario de incertidumbres sin saber el verdadero alcance del problema. El mayor episodio de viento de poniente en veinte años, se alió con la masacre.
En mi cabeza se agolpaban miles de sensaciones desordenadas. El Puig para muchos de nosotros, es un auténtico santuario pétreo y verde, símbolo de naturaleza salvaje, ubicado apenas a unos kilómetros del despropósito costero. Todas las semanas emprendemos viaje circunvalándolo. Nuestros ojos se fijan en él desde la salida de la autopista, primero por su vertiente meridional con su Tajo de Roldán y el Carreró omnipresentes, y luego cuando empieza la colonia de urbanizaciones por su vertiente oriental. Siempre, siempre, tomando la gigantesca montaña como referencia, para huir de los luminosos, calles asfaltadas, barrancos canalizados y todo lo que huele a humanidad en el trayecto hasta la última rotonda, antes de entrar a la Vall de Guadalest.
Una de mis mejores medicinas en estos últimos años, ha sido encaramarme hasta el Coll del Ponoig, a más de 1100 mts de altura, para mostrarle la mayor de mis reverencias a tan magnífico escenario de montañas. Allí, a tus pies alcanzabas a ver una ladera verde profundo, salpicada por el ceniciento de las carrascas, y el ocre de los arces durante el otoño. Desde ayer, ese escenario ya no va a ser el mismo en mucho tiempo.
Todavía no hemos llegado al mediodía cuando comprendemos ya la magnitud de la catástrofe. Toda el área baja de esta zona de la Marina ha sido golpeada por el fuego devastador. El Copet, Mas de la Monja, la Font de la Solsida, el Coll del Pouet, incluso media ladera del Ponoig, parecen hoy, laderas negras volcánicas. Algunos islotes verdes se mantienen como pueden en medio de las laderas, fruto de la velocidad de las llamas ante el fuerte viento. Estas islas de vegetación, serán las encargadas de la germinación del monte, convirtiéndose así, en islotes de esperanza y vida. El ir y venir de aviones, helicópteros y bomberos es incesante a esas horas. El tráfico inunda una carretera que los domingos a estas horas sostiene pocos coches. El panorama es desalentador conforme avanzas. Cipreses, jardines, barrancos carbonizados a la vera de la CV-70. Ajenos a la desgracia, la gente se agolpa en el mercadillo de Polop, como si nada de lo ocurrido les importase.
Pese a todo no se ve humo ni llamas, por lo que parece que los medios terrestres que han sumado un colectivo humano de unas 700 personas que se habrán jugado la vida durante la noche, han hecho frente a las lenguas de fuego de una manera soberbia, atajando la desgracia y evitando que éstas traspasasen los límites naturales del Puig hacia la vecina Aitana.
Mientras ascendemos por la carretera comprobamos que el Coll del Llamp ha resistido a la guerra del fuego.
Pasa el día y de repente, como por arte de magia, las condiciones cambian. A las cinco y media de la tarde salimos de un bar donde el incendio copa todas las conversaciones, y comprobamos cómo el cielo, ennegrecido como el Puig, llora de rabia, como queriendo ayudar a sofocar el desconsuelo. ¡¡¡Llueve!!!
No solo llueve, sino que además la temperatura ha bajado, y Aitana se viste de nieve, tejiendo de un manto blanco el paisaje, como queriendo animar al Puig eliminando el negro de las montañas. Y recordándonos mientras nos dibuja una inesperada sonrisa en la cara, que la naturaleza mediterránea es fuerte, y que la vida de las montañas es mucho más larga que la nuestra, nos dice que el Puig Campana se tomará el tiempo que haga falta, para volver a ser lo que anteayer era.
Son las seis y media de la tarde, las brigadas rurales de emergencia se retiran, los militares de la UME en caravana bajan del monte, mientras sigue lloviendo sobre el Puig que queda allí cansado, humillado, pero no vencido...
Y tanto....
ResponderEliminarCada vez que recuerdo por dónde pasamos en la Marcha a La Nucía o el día en el que fuimos con el Bere, Cabanes y el Kalifa, y luego pienso en cómo estará ahora, y lo que es peor, lo que tardará en estar medianamente recuperado, me duele el alma.
Menuda desgracia. Esperemos que se apaguen pronto los tres focos que hay y no vaya a más.
Maldito cable de alta tensión....
A decir verdad, la zona se quemó hace muchos años. Esas zonas se recuperan bien, relativamente bien. El domingo sin ir más lejos vi el Bc de Tagarina super recuperado del brutal incendio que se llevó todo el pinar.
ResponderEliminarPero no deja de ser lamentable. Dos putos cables se han llevado dos de las mejores sierras de Alicante: la zona del Rentonar-Els Plans, y ahora el Puig.
A mi me da pena ver cómo ha llegado hasta la mismísima carretera el fuego. Todas las semanas cuando subimos, miramos fijamente al Puig para evitar ver las putas urbanizaciones. Ahora ni eso.
De pena. Esperemos que mañana controlen el incendio.
Lo que pudimos llegar a disfrutar.
ResponderEliminarLa verdad es k si,vaya putadon!
ResponderEliminarSi que es una tremenda lastima. La zona estaba chulisima. Siempre da muchisima pena cuando ves un monte quemarse.
ResponderEliminarVaya jodienda con el viento, qúe impotencia mecagüentóloquesemea!!!:(
ResponderEliminarSecre, muy buena crónica. Es el sentimiento verdadero de todo rotero. Menos mal que pudimos conocer el Puig Campana, aunque de manera breve, uno de los sábados de rotada que tenemos. Ahora es tiempo de tener paciencia, reforestar en la medida de lo posible y contar a nuestros hijos cuando los llevemos por allí que un nefasto día de viento un cable de alta tensión intentó acabar con el Puig Campana y no pudo.
ResponderEliminarP.D.: secre (y resto de roteros que posteáis), para la próxima os agradecería inmensamente que la entrada la redactáseis en el cuadro de texto de entradas de Blogger (o abriendo un documento de texto .txt en vuestro pc), pero NO en Word, ya que infesta de código el texto y luego me las veo pu*as para eliminarlo. Zenkiu.
Buenos dias!!!!.
ResponderEliminarTremenda cronica!!!!.
Hoy he conseguido sacar un rato para leer la crónica, y creo que ha merecido la pena este tiempo. Muy buena!! como todas las que haces!
ResponderEliminarGracias.
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