NINGÚN SÁBADO SIN ROTADA....
La mañana del sábado me deparaba una sorpresa. La mala alineación de los astros hizo que los dioses confabularan contra mi para impedirme rotar: tocó ir a currar a la huerta... Toda la mañana dando de comer a una hormigonera una monótona mezcla de grava, arena, cemento y agua, y escuchar una y otra vez el ruido de la pasta girando en la máquina. Un sonido repetitivo que taladraba la mente que, totalmente impávida, se encontraba en otro mundo, encima de la bici y buscando la trialera más pedregosa y divertida posible. Pero cada poco tiempo había que volver a la cruda realidad para vaciar el hormigón en la carretilla y echarlo en las calzas que se encontraban en un agujero de 1 metro cúbico...
Pero la idea iba y venía, hasta el punto de ver la hormigonera como el famoso bombo que gira con nuestros nombres dentro en las trialeras. Un símil que hacía más llevadera la mañana, además de los comentarios y las risas de mis tíos y mi primo. Pero la mañana del sábado es el momento que se espera con impaciencia durante toda la semana para dedicarlo a fundirse con el monte y su entorno en un ambiente distendido y apacible, tan sólo quebrantado por fuertes pedaladas durante la subida, mezclado entre los jadeos de los repechos y los incontenibles gritos de júbilo en los descensos...
Llegué a casa a las 15:00 con el estómago vacío y lleno de gotas de cemento seco. Terminé de comer, me eché a dormir un rato y al levantarme, ya lo tenía claro: la mochila preparada del viernes por la noche a la espalda, la bici y "p'al monte". Destino: el Pantanet.
Una vez abandonada la ciudad y el asfalto, me sentía en mi mundo, en la dosis de monte que necesito para sobrevivir una semana más en el trabajo. Mi mente se encuentra relajada, estoy en mi medio. El tomillo y romero despiertan mis sentidos, mi corazón palpita con más fuerza y mis ánimos dibujan una sonrisa en mi rostro. Primeras fotos y pedaladas más intensas. Me encuentro bien, estoy agusto, estas son mis montañas, qué gozada. La luz de la tarde cayendo da un toque melancólico y te sitúa en un escenario privilegiado, en el mejor momento para fotografiar. Paisajes vespertinos que muestran todo su esplendor a los ojos del visitante, que, en este caso, es un amante novato de la fotografía que hace todo lo posible por inmortalizar esos momentos con su cámara.
Prosiguen mis andanzas por sendas conocidas hasta que decido investigar nuevos caminos para explorar en las ansiadas ilegales estivales que están al caer, y me encuentro con una senda curiosa, que sigo hasta que sucede lo inevitable: ante mí discurre la senda por la que voy, entretenida, agradable... Pero miro hacia abajo y veo una torrentera de roca pulida. La adrenalina comienza a fluir por mi cuerpo. Aparece en mi hombro izquierdo el ángel diciéndome que siga por el sendero que, todo sea dicho, tiene muy buena pinta, pero en el hombro derecho surge el ángel oscuro diciéndome que esa torrentera hay que catarla como sea. La roca es mi aliada, mi fuente de diversión. Comienzan a llegar recuerdos del sábado pasado en la trialera del Morro Gros, así que me coloco las protecciones y me lanzo hacia la rambla sin pensarlo dos veces. Observo la horquilla trabajando, intento esquivar los socavones, todo un reto contra la roca rebelde. Mi sonrisa se acentúa. Paradas para estudiar la trazada y echar mano de la cámara para fotografiar todo cuanto me rodea. Me hacía falta, lo necesitaba. Ahora sí que estoy disfrutando como un enano, y respirando aire puro serrano. Momentazo.
Levanto la cabeza y dejo que me den los débiles rayos de un sol ya cansado que me avisa que tardará 20 ó 30 minutos en caer en brazos de Morfeo, por lo que me doy un poco de prisa y salgo de allí, dejando la "investigación" para otro día en compañía de más roteros. Finalmente, 20 escasos kilómetros, una dosis suficiente para calmar el "mono" de piedras que sufrimos los roteros entre semana.
Aquí os dejo unas cuantas imágenes de lo que aconteció:
Pero la idea iba y venía, hasta el punto de ver la hormigonera como el famoso bombo que gira con nuestros nombres dentro en las trialeras. Un símil que hacía más llevadera la mañana, además de los comentarios y las risas de mis tíos y mi primo. Pero la mañana del sábado es el momento que se espera con impaciencia durante toda la semana para dedicarlo a fundirse con el monte y su entorno en un ambiente distendido y apacible, tan sólo quebrantado por fuertes pedaladas durante la subida, mezclado entre los jadeos de los repechos y los incontenibles gritos de júbilo en los descensos...
Llegué a casa a las 15:00 con el estómago vacío y lleno de gotas de cemento seco. Terminé de comer, me eché a dormir un rato y al levantarme, ya lo tenía claro: la mochila preparada del viernes por la noche a la espalda, la bici y "p'al monte". Destino: el Pantanet.
Una vez abandonada la ciudad y el asfalto, me sentía en mi mundo, en la dosis de monte que necesito para sobrevivir una semana más en el trabajo. Mi mente se encuentra relajada, estoy en mi medio. El tomillo y romero despiertan mis sentidos, mi corazón palpita con más fuerza y mis ánimos dibujan una sonrisa en mi rostro. Primeras fotos y pedaladas más intensas. Me encuentro bien, estoy agusto, estas son mis montañas, qué gozada. La luz de la tarde cayendo da un toque melancólico y te sitúa en un escenario privilegiado, en el mejor momento para fotografiar. Paisajes vespertinos que muestran todo su esplendor a los ojos del visitante, que, en este caso, es un amante novato de la fotografía que hace todo lo posible por inmortalizar esos momentos con su cámara.
Prosiguen mis andanzas por sendas conocidas hasta que decido investigar nuevos caminos para explorar en las ansiadas ilegales estivales que están al caer, y me encuentro con una senda curiosa, que sigo hasta que sucede lo inevitable: ante mí discurre la senda por la que voy, entretenida, agradable... Pero miro hacia abajo y veo una torrentera de roca pulida. La adrenalina comienza a fluir por mi cuerpo. Aparece en mi hombro izquierdo el ángel diciéndome que siga por el sendero que, todo sea dicho, tiene muy buena pinta, pero en el hombro derecho surge el ángel oscuro diciéndome que esa torrentera hay que catarla como sea. La roca es mi aliada, mi fuente de diversión. Comienzan a llegar recuerdos del sábado pasado en la trialera del Morro Gros, así que me coloco las protecciones y me lanzo hacia la rambla sin pensarlo dos veces. Observo la horquilla trabajando, intento esquivar los socavones, todo un reto contra la roca rebelde. Mi sonrisa se acentúa. Paradas para estudiar la trazada y echar mano de la cámara para fotografiar todo cuanto me rodea. Me hacía falta, lo necesitaba. Ahora sí que estoy disfrutando como un enano, y respirando aire puro serrano. Momentazo.
Levanto la cabeza y dejo que me den los débiles rayos de un sol ya cansado que me avisa que tardará 20 ó 30 minutos en caer en brazos de Morfeo, por lo que me doy un poco de prisa y salgo de allí, dejando la "investigación" para otro día en compañía de más roteros. Finalmente, 20 escasos kilómetros, una dosis suficiente para calmar el "mono" de piedras que sufrimos los roteros entre semana.
Aquí os dejo unas cuantas imágenes de lo que aconteció:
Entradas
Muy buena crónica y fotos admin. A penas tres horas antes yo también estuve en el mismo sitio donde estan la señalización de PR´s de la balsa de los churros, mira si coincidimos allí!!!!
ResponderEliminarSi te veo por allí me parto el ojal, Zambu, jejejeje.
ResponderEliminarRote or die!
No se eso como lo veo...., que cantidad de pedrolos hay ahi....
ResponderEliminarEsos piedros hay que catarlos pero ya!! Ande tá eso??!!
ResponderEliminarCómo van esas resacas post bodorrios?
ResponderEliminarSecre, los pedrolos esos están cerca del embalse de La Serreta S.A. Por falta de tiempo sólo hice 1/3 parte del total, pero no tardaré en volver a hacerlo entero. Mu guapo, tú! :D
ResponderEliminarBien Zam, eché el freno de mano a tiempo, o quizá era resaca del viernes. No sé.
ResponderEliminarPues ya le daremos candelita a eso, Josele.
Pepito, primo, ayer pasamos a veros Cote y yo. No tábais.
ResponderEliminarSeñores, se nos pasa el arroz!!!!. La Marcha de Pinoso esta ahi, y aun no nos hemos apuntado ninguno. Que plan hay, vamos o que?.
ResponderEliminarP.D.: Mariquita el ultimo!!!!!, juas, juas, juas...... (digo en apuntarse, ein????, que luego entendeis mal las cosas?.
Ayer me "secuestraron" para ir a comer a la huerta. Se está bien al lado del fuego. Volvimos tarde. Dame un toque antes de venir, que me sabe mal luego.
ResponderEliminarFale. Más que nada por no echar la puerta abajo. ;)
ResponderEliminarBon día
ResponderEliminarJosé como quedamos hoy?
Secre, seguro que a ti no te hace falta probarte las gafas, porque caersete no te se van a caer cebronaso!!!!!
Bon dia a tots. A qué hora acabas? Puedes salir a las 19:00?
ResponderEliminarChungo, pero no te preocupes, tú a tú marcha, si no puedo ir hoy ya iré otro día o igual las miro en otro lado, ja vorem!
ResponderEliminarBuenos dias!!!.
ResponderEliminarLeñe como esta la cosa, aqui el Zambu entra de buena mañana atacando a piñon!!!!, juas, juas, juas.....