ANALIZANDO EL CONCEPTO DE LA AMISTAD
Los que le damos a los pedales sabemos que el ciclismo en cualquiera de sus disciplinas, y el mountain bike en particular, es un deporte individual. Evidentemente por mucho que te adore, tu colega de turno no va a darle al pedal derecho por muy grande que sea el tirón muscular que tengas. El trabajo grupal, quizá tiene más sentido al montarte sobre un tándem, pero no es ésta la finalidad que persigue esta divagación que ahora lees.
Uno de los pilares fundamentales sobre los que se asienta la quintaesencia del ser humano, es la amistad. Manida y corrompida a lo largo de los tiempos, la amistad aún mantiene sus resquicios sempiternos, aunque los hombres hayan hecho de ella lo que hoy en día es, pese a que debía haberse convertido en verdadero fundamento social.
La amistad, digo, no te ayuda a mover piñones, pero sí te anima a hacerlo. Cuando las rampas más duras de la Sierra del Cid te corroen los músculos, cuando entra en acción un repentino chorretón de ácido láctico que se expande por tu organismo cual veneno reptiliano, cuando te cagas en la perra ravalera al ver tu llanta trasera tocar el suelo… es cuando entra en el terreno de juego la amistad.
Y se manifiesta de múltiples maneras. Algunas resultan especialmente jodidas, como la que toma forma de sonora carcajada en la garganta de tu colega al verte el culotte de 80 euros rasgado por un brutal piño. Otras consiguen arrancarte la última de tus fuerzas para esbozar una sonrisa que te catapulta de manera increíble a la cima. En ocasiones, incluso se hace presente en forma de lustrosas manos arreglándote un pinchazo o una cadena en mitad de la nada.
Sí. Los bikers entendemos de amistad. Quizá, incluso las sensaciones extraordinarias que te brinda el mtb han sido descubiertas con posterioridad a la amistad manifestada hacia los colegas de casco que pululan a tu alrededor. Porque para llegar a ellas, descubrimos antes nuestra amistosa camaradería, y disfrutamos de las sensaciones con posterioridad, dándole vueltas a una loma preñada de senderos increíbles.
Flipar solo por el monte con tu burra está muy bien. Pero si no tienes a nadie para contárselo cuando llegues a la vida real, ¿de qué sirve haber bajado por primera vez esa trialera imposible?
Y me refiero a alguien que hable el lenguaje de los bikers. Porque como poder contarlo, puedes contarlo, pero te mirarán con cara de póker y de estar preguntándose de dónde carajo habrá salido éste…
Lo sé. La amistad biker es entendida en las reuniones sociales posteriores como una especie de lenguaje sectario. El “siempre estáis con lo mismo” saldrá de la boca de algún contertulio, y una vez más, esa mirada rasgada de tu colega manifestará de nuevo este manido y corrompido término eminentemente social. Eminentemente rotero.
La amistad, digo, no te ayuda a mover piñones, pero sí te anima a hacerlo. Cuando las rampas más duras de la Sierra del Cid te corroen los músculos, cuando entra en acción un repentino chorretón de ácido láctico que se expande por tu organismo cual veneno reptiliano, cuando te cagas en la perra ravalera al ver tu llanta trasera tocar el suelo… es cuando entra en el terreno de juego la amistad.
Y se manifiesta de múltiples maneras. Algunas resultan especialmente jodidas, como la que toma forma de sonora carcajada en la garganta de tu colega al verte el culotte de 80 euros rasgado por un brutal piño. Otras consiguen arrancarte la última de tus fuerzas para esbozar una sonrisa que te catapulta de manera increíble a la cima. En ocasiones, incluso se hace presente en forma de lustrosas manos arreglándote un pinchazo o una cadena en mitad de la nada.
Sí. Los bikers entendemos de amistad. Quizá, incluso las sensaciones extraordinarias que te brinda el mtb han sido descubiertas con posterioridad a la amistad manifestada hacia los colegas de casco que pululan a tu alrededor. Porque para llegar a ellas, descubrimos antes nuestra amistosa camaradería, y disfrutamos de las sensaciones con posterioridad, dándole vueltas a una loma preñada de senderos increíbles.
Flipar solo por el monte con tu burra está muy bien. Pero si no tienes a nadie para contárselo cuando llegues a la vida real, ¿de qué sirve haber bajado por primera vez esa trialera imposible?
Y me refiero a alguien que hable el lenguaje de los bikers. Porque como poder contarlo, puedes contarlo, pero te mirarán con cara de póker y de estar preguntándose de dónde carajo habrá salido éste…
Lo sé. La amistad biker es entendida en las reuniones sociales posteriores como una especie de lenguaje sectario. El “siempre estáis con lo mismo” saldrá de la boca de algún contertulio, y una vez más, esa mirada rasgada de tu colega manifestará de nuevo este manido y corrompido término eminentemente social. Eminentemente rotero.
Ya te lo he arreglao, cosinet. No tagobies que vas por buen camino. Aprendiendo poco a poco. Molt bé!!
ResponderEliminarListo. Ahora voy a prepararme para disfrutar de la lectura. Riba riba!
ResponderEliminarFlipo con tus divagaciones en mitad de una senda, cosinet! Cada vez pienso más y más que tu lugar se aproxima en mayor cantidad al campo filosófico-pedagógico que al eminentemente geográfico (sin desmerecer tu habilidad con este último, claro está).
ResponderEliminarPor cierto, has visto las fotamens nuevas? Te aconsejo que te descargues en "Full size" la que salgo yo señalando y amplíes la zona que señalo (se ven los ciervos), y tb la número 25, y amplía lo que hay subrayado (es algo que ya te comentamos)
Sí lo he visto. Lo único que no mola en demasía es comprobar que los ciervos pertenecen a una finca con vallado cinegético.
ResponderEliminarPD: efectivamente, empezaron las prohibiciones.
No, no te equivoques, lo ciervos NO pertenecen a ninguna finca con vallado cinegético. Ese vallado que ves tan sólo abarcaba un cuadrado muy reducido, que en realidad no sé qué función tiene. Los ciervos estaban más allá, y bajaban de la cima.
ResponderEliminarY con respecto a lo de la otra foto, empieza a preocuparme ese temita....
Ah! Y se me olvidaba! Has visto mis TIOGAMEN? Como van, nen!!!
ResponderEliminarSí. Hay que plantear una guerrilla IMBERA.
ResponderEliminarPeaso cubiertas! aunque como las Bontrager-de-vi...
Je, je...