<center>POR LAS ENTRAÑAS DEL GIGANTE DE ROCA.</center> : ..:: BLOG DE LA PENYA EL ROT ::..

viernes, 20 de marzo de 2009

POR LAS ENTRAÑAS DEL GIGANTE DE ROCA.

Apenas una curva más y avistamos el pueblo. Tumbado sobre la ladera Norte de Aitana, se despliega siguiendo un tropel de tejados y chimeneas, con el trazado y forma típica de los pueblos blancos de las Montañas de Alicante.
Cuando nos damos cuenta, nos encontramos ya montando las bicis 9 pirados de la montaña y las sensaciones fuertes, que a esas horas, recibimos el saludo mañanero de la gente de Benimantell, que se van como pensando “¿a dónde irán éstos tan cargados con las bicis?”.
Tras los saludos de rigor a nuestros colegas Woko y MN, a quien no teníamos la suerte de conocer aún en persona, nos abrochamos los camel y emprendemos con rumbo firme una de esas jornadas con las que sueña todo biker que se precie: una rotada épica.


Benimantell, 8:50 am. 550 mts snm. Partimos.

Atrás quedan tres semanas buscando enlaces, trazando la ruta, previendo alternativas, calculando desniveles, hablando incluso con cazadores y gente del terruño con el fin de alcanzar el objetivo, que no es otro que cruzar Aitana de Norte a Sur a través del máximo número de collados y el mayor volumen de sendas posibles.
Tres curvas por la carretera del Puerto de Confrides, asediado estos meses atrás por ciclistas profesionales que hibernan en la costa, y giramos hacia los primeros desniveles. Ruidos de cambio que suenan chungo, primeros gritos y desvaríos. “Joder nenazas que esto es solo el principio!”. MN descubre en seguida la idiosincrasia rotera, y se sonríe constantemente ante semejante panda de tarados. Woko ya está más que acostumbrado, y se deja llevar mientras los demás se profieren palabros que no merece la pena pronunciar ahora.
Cruzamos un barranco cuyo rumor de agua nos amortigua la subida. Benifato. El pueblo más diminuto del Vall de Guadalest recién levantado. Apenas tres calles. Subida xino-xano entablando conversaciones, oliendo a flores por todos lados, bebiendo sorbos del camel en un día tremendamente primaveral. Abandonamos definitivamente el asfalto para adentrarnos en la montaña entre floridos campos de almendros. Aitana se nos presenta imponente, como lo que es, un apoteósico macizo calcáreo que acerca la alta montaña al azul del Mediterráneo, escondiendo joyas invisibles a la mayoría de los mortales que no osan siquiera bajarse del coche. Aitana hay que ciclarla para conocerla. Perderse en cien mil enlaces que no conducen a ninguna parte, o sí, te llevan a algún sitio con su nombre y su historia, que permanece muda ahora aún habiendo sido testigo de cruces ancestrales de razas y culturas.
La silueta de Les Moles cerca el horizonte pareciendo casi imposible atravesar sus farallones de roca por ningún sitio. Pero queda un resquicio, un diminuto collado entre canchales fríos que separan el último espolón de Aitana hacia el río Guadalest, camuflando en su cumbre un castillo morisco donde se gestó la última de las revueltas moriscas en el Valle. Hacia él nos dirigimos.

Cúa del Bacallà. 10,15 am. 1050 mts. Entrando en materia.

Su peculiar forma ha bautizado la roca: la Cúa del Bacallà (Cola del Bacalao). Parece por un lado la silueta de un fondo de spaghetti western, y por el otro un escenario creado por el mismísimo Tolkien. Las curvas del camino asfixian. Entre canchales éste desaparece dando paso a un sendero pedregoso. Canchales de montaña. Reagrupación. Respiraciones entrecortadas. Calor humano en una cornisa. Protes? No protes. Primera senda de piedra y alguna curva guapa. Primeros gritos de alegría en cuanto la cosa se empina hacia abajo. Pero la bajada es corta y se torna casi un espejismo. La realidad es que ante un nuevo escenario henchido de aristas rocosas hay que buscar de nuevo una salida. Y en este caso es casi parecida al primer collado. Entre caminales, campos y pinares, se esconde un enlace que me ha costado casi 9 años de encontrar. Parece increíble, pero es la verdad. Porteamos las burras en pelotón de a uno, por este sendero que posibilita ascender al corazón de la Aitana sin tocar pistas ni asfaltos innecesarios. Mientras se entona la penitencia salimos de forma original a la parte superior de una muela, bordeándola. No damos abasto para tanta foto. El día acompaña. Un “juas juas” por aquí, otro “juas juas” por allá, resuellan y amenizan el tener que aguantar casi 16 kgs de bici al hombro. En menos de lo que se pensaba inicialmente, enganchamos un desnivel definitivo que entronca con otro ramal, metiéndonos de lleno en las profundidades del bosque de pinos que tapiza esta parte de la sierra, entre los pastos comunales de Confrides y los bancales en graderío de Benifato. Hay hambre. Un pinchazo del Juanako que en cualquier otra condición parecería inoportuno, sirve para el desparrame del personal. Allí lo tenemos apenas 50 metros más abajo cambiando cámaras, mientras la gente come y se echa unas risas. Pero bueno, se le acaba ayudando y todo. Hasta hubo quien le propuso afeitarlo mientras hinchaba la rueda.

Font de Forata. 12,15 pm. 1300 mts. Por las alturas solitarias de Aitana.

Es curioso comprobar cómo los árboles han ido cambiando según ganamos altura. Los pinos ahora son más recios, sus copas atestiguan nevazos de los gordos, y la hierba está amarillenta, como sobada perdida en pleno invierno. Nosotros andamos más espabilados, sabiendo que tenemos cerca el fin de esta tortura de ascensión, que a pesar de todo se ha hecho agradable con un grupeto tan bien avenido como el de hoy. Pasamos ahora por el camino más alto de las montañas de Alicante, por el pozo de nieve a mayor altura, y nos sorprendemos con la fuente más alta y más fresca de todas las sierras en kilómetros a la redonda. Y también cómo no, asistimos a alguno de los tordos de mayor envergadura de toda la jornada. Eso sí tuvo nivel.
Font de Forata. Un pastizal verde rodea un nacimiento generoso represado en unas cuantas cuencas, que hacen las veces de abrevadero para el ganado. Allí te estiras en el suelo, haces el lagarto al sol, te zampas un bocata, le pegas un tiento a la bota de vino, arreglas un pinchazo, te ríes un rato, te sacas una foto, y todo lo que se te ocurra, con un telón montañoso de fondo cojonudo, acompañado de una Banda Sonora en forma de rumor de agua que se antoja en esos momentos como ganadora del Oscar al mejor musical del año.
Forata es de esos sitios en los que uno se quedaría toda la vida. De los que cuesta marcharse. Aunque en este caso, como lo que nos espera es una trialera de las que crean afición, no nos cuesta tanto levantarnos de la hierba, vestirnos de romano y rallyman el último!.
Pepako y Jose despliegan los medios para grabar la bajada. A mi me da rollo la cámara y me sitúo en la parte de atrás, delante tengo al Gotxo que me va describiendo la trialera. Más como costumbre que por desconocimiento de la misma. Globero que es uno. Woko guía las18 ruedas de tacos. La senda empieza lisa, incluso parece peraltada a veces, de esas que te dejas caer sintiendo cómo el monte se mueve a tu paso, cuando eres tú el que levita con tu bici como aliada. Pim pam pum, escalón, raíz, aliaga que pincha, paras, foto. Paso empinado. MN marcando estilo. Otra fuente. “Esa manguera que cruza la senda no sé yo…”. Pim pam pum. Me espero, encuadro y zas! Foto que estaba esperando desde hacía meses. El grupo baja. Me espero al último. Enfilamos una zona que más bien parece un serak calizo con pedrolos de gran tamaño. Es cierto que fastidia no hacer la trialera del tirón, pero es que la bajada se presta para apretar el botón de la cámara unas cuantas veces. Atravesamos un arroyo que baja directamente del pico más alto de Aitana y nos reagrupamos todos de nuevo. Muy guapa. Pero con lo que cuesta subir se hace muy corta.

Port de Tagarina. 13,45 pm. 1254 mts. Dolor y pateancia.

La ascensión al Portet de Tagarina se hace dura con los mil metros que ya llevamos acumulados. La subida es tendida y mi bici empieza a pesarme demasiado. No me hallo, me pierdo en lo más atrás del furgón de cola ausente en mis pensamientos. Me fijo en el color de las flores, oteo el mar que se asoma en la Bahía de Altea a unos kilómetros de distancia, me fijo en el Pantano de Guadalest, cuento los pueblos del Valle, me distraigo con cualquier cosa vaya, con tal de no ver esa cuesta que se avecina y que ha hecho estallar en mil pedazos el grupo, que empieza a pasar verdaderos apuros.
Apenas un giro de curva y alucino con la imagen dantesca que las rampas del puerto esconden: el pelotón hecho trizas, con cascos, bicis y roteros desparramados por el suelo. La gente balbucea, mira a lo lejos con la mirada perdida, los hay que buscan la sombra de las rocas, quienes se ponen panza arriba para poder respirar. Yo tampoco puedo más y me rindo. Tagarina nos ha ganado la partida, y dicta sentencia en forma de bajonazo físico que nos vuelve casi etéreos. Pero el panorama no es igual para todos. Los más fuertes están esperándonos sobre un pequeño prado, ideal para descansar con unas vistas sobre las dos vertientes de la sierra, que verdaderamente causan impresión. Por una vez, nos situamos sobre la ladera Sur de Aitana. Su aspecto es de gran lomo redondeado con mucho desnivel en su porción central, que entronca con un sinfín de barrancos y espadanes rocosos de sugestivos nombres: Castellarets, Cabal, Penyó Roc, El Divino, Barranc de l’Arc…
La mitad trasera alcanza lo alto del puerto. Estamos a 1254 mts sobre el nivel del mar, pero separado de él apenas por 9 ó 10 kms en línea recta.
Cuando recuperamos la visión y más o menos recordamos quién somos, contemplamos tres posibles alternativas. La primera es empezar a descender el puerto por la vertiente Sur hacia el pueblo de Sella, las otras dos conforman una evidente pateancia por un carril de montaña con abundante roca de punta. Evidentemente, la rotada va por lo más malo, así que empujamos la bici mientras asistimos al espectáculo de MN que es capaz de encaramarse a la rampa con facilidad pasmosa. Zambu, Oscurín y yo vamos al límite. Nuestros caretazos son un poema. Les animo diciendo que la pateancia es poca, pero me da que no se lo creen.

Penyó Mulero. 14,30 pm. 1306 mts La trialera hacia el Bc de l’Arc: Turrón de Alicante.

Pese al aspecto desde el norte que tiene el pico del Penyó Mulero, su cima es amable, y aunque el día no es del todo claro avistamos la mayoría de serranías de lo que denominamos Montaña de Alicante, sierras de Murcia, el Mediterráneo y la isla de Ibiza, con Sa Talaia al frente. Ibiza, tan cerca y tan lejos…
Descansamos lo que podemos, nos apretamos las protes, foto de grupo, último vistazo al paisaje que oscila entre el verde de la vegetación y el gris de la roca. Nos miramos, Jose le da de nuevo a la cámara y nos preparamos para un bajadón de los que hacen historia. El descenso desde la cima hasta las profundidades del Barranc de l’Arc es brutal. Es de esos en los que tienes que parar para descansar las manos y los muslos. 560 metros de desnivel negativo en apenas 4 kilómetros plagados de escalones, salientes rocosos y losas. Pero el principio es rápido. De nuevo servidora se aparta al ver que la filmancia la lleva pegada a los tacos. El sendero discurre por la misma carena de la sierra, a dos vertientes. Entre un carrascal de solana y matorrales que huelen mejor que cualquier Druni. Alcanzamos un paso de roca curiosa que cuesta encarar. Avanzamos sobre el Portet de les Boges, que nos abre la vista sobre lo que nos queda de bajada. El manto verde no deja ver la senda. Me espero un rato arriba mientras saco unas fotos del grupo que va a todo lo que permite la trialera, sin darse cuenta siquiera que el ruido ha levantado de la siesta a toda una manada de arruís de gran porte que huyen despavoridos barranco abajo. Al contrario que nosotros, estos animales no necesitan 160 mm de recorrido para bajar a saco por las laderas más difíciles.
Me espero al último y enganchamos con el grupo que espera unas rocas más allá entre un subidón anímico que te mueres. La trialera es de las buenas. Últimos escalones, un par de losas y llegamos al Bc de l’Arc. Camino. Calor. Pinchazo.

Pas del Goleró. 16,30 pm. 750 mts Por los pasos más salvajes de Aitana.

El grupo no desfallece, mientras nos vamos contando anécdotas nos encaramamos a la subida al Coll de Sirventa en un callejón sin salida. El camino no está claro y a la altura del Mas de Cantacucos tiramos de mapa, como debe ser en una épica. No hay cachivache soviético que supere al trozo de papel lleno de líneas y curvas. Termina el camino y pillamos un sendero cuesta arriba que se hace jodido. Las aliagas, nuestro más temible adversario aparecen por doquier. Al Zambu le ha picado un mal bicho en toda la frente. Potingues varios de Pepako y para arriba. Llegamos al collado, protes, se decide comer abajo, gritos de ánimo y “rallyman el último!”. La senda es apoteósica, no se ve nada entre tanta vegetación, la sangre resbala por las piernas. Las aliagas nos lo ponen difícil. Nos dejamos llevar cuesta abajo, mientras le canto la trialera al Gotxo que me sigue confiando en mi rueda trasera. La senda llega al cabo de un kilómetro a un paso espectacular que permite atravesar de un lado a otro la sierra: el imponente Pas del Goleró. Escotadura rocosa por el que baja el sendero en una sucesión de Zs rocosas imposibles de rotar. Campamento base, a echar mano del camel y a comer. Son las 16,30 de la tarde y vamos con el tiempo pegado al culo, lo cual no es impedimento para partirnos la caja de risa mientras comemos. Flipante.
En esos momentos soy capaz de comerme hasta los radios y beberme hasta el moco sellante de las ruedas. Me como lo mío y la mitad de lo de Jose. Con la panza llena se ve todo del color de rosa, así que “lo veo fácil” el Goleró. Y una leche de bote. MN sale con cierta solvencia, pero caemos en la rudeza del paso y bastante tenemos con empujar la bici por el roquedo.
La luz solar nos indica que cae la tarde. Paz. Tranquilidad. Unos escaladores trepando allá abajo. Masía en ruinas. Por aquí no, por aquí sí. Pasto, pinchazo, manto de bosques, rocas puntiagudas, el Puig Campana que nos rinde pleitesía por la brutalidad humana que estamos realizando y reagrupación en el camino que asciende al Sanxet. El grupo ha decidido acortar la épica por una de las dos escapatorias posibles, con el inconveniente de no saber las características del sendero que nos debe devolver a la ladera Norte de la montaña y con ella hasta Benimantell, que a estas alturas se antoja como la Tierra Prometida, y la intuimos aún muy lejana. Algunos no entienden cómo vamos en dirección contraria al pueblo. “Pues yo tampoco”. Digo, para intranquilidad de todos.
La subida hacia el Sanxet, nuevo collado que hay que alcanzar, se hace progresiva entre un barranco encajado que por su salvaje entorno y tranquilidad ha sido elegido por una comunidad budista para su retiro espiritual. Fotos, gente que proclama mensajes ideados a miles de kilómetros de aquí, olor a bosque, paredones calizos, sudor, “no te pares!”, “no puedo tío, no puedo máaaaasssss”. Pie a tierra. Dolor. Mas del Papatxic y Coll del Sanxet sobre una suerte de praderíos. Intuimos el Vall de Guadalest de nuevo y tras errar con un enlace nos metemos por una senda cuesta abajo que nos debe sortear el mágico laberinto rocoso conocido como “el Salt”.

El Salt y el singletrack de les Torres. 18'00 pm. 700 mts Por los afilados senderos del gigante.

En un resalte rocoso de cuento, Pepako se marcha a otear el estado de la trialera. Vuelve profiriendo gritos sobre “cómo lo pinta esta senda!!”. A lo que contestamos con alegría indescriptible para la poca fuerza que nos queda. Es uno de esos momentos en los que te la juegas a merced del destino de la montaña. Si nos sale mal, se nos va a complicar el asunto con una anochecida en mitad de la nada que nadie desea. Pero nos sale bien, y la escapatoria del Salt resulta ser un sendero trialeroso de impresionante trazado sobre la verticalidad absoluta de las paredes meridionales de Aitana. Ya no volvemos a ver el sol. Me cuesta ver las piedras del sendero pero el grupo avanza inexorablemente sobre la sucesión de lazadas. En ocasiones cruzamos reductos que rezuman humedad. Huele hasta el agua del barranquillo que en época de lluvias catapulta el agua barranco abajo por una sonora cascada, hoy sin casi tránsito. De ahí el nombre del paraje: el Salt. A estas alturas, cada escalón o roca me parece un suplicio. Desde la tortura de Tagarina algunos ya no hemos vuelto a ir frescos por mucho bocata jincado en el Goleró. Miro adelante y alucino por dónde están pasando los de delante. Parece increíble lo bien hecho que está el paso. Espectacular. Y lo bueno es que la trialera sigue. Nos juntamos todos sobre un promontorio de roca hacia arriba y veo el final del túnel. Por fin me ubico y descanso sabiendo que es el buen camino, el que nos conducirá a una fuente que saciará la sed, y el que nos portará a los coches y con ellos a la gloria.
Enésimo pinchazo. Woko pide que nos vayamos, que lo dejemos allí. La lleva clara. Si antes no dejamos la bengala de emergencia a nadie, lo vamos a hacer ahora, a poco de culminar esta grandiosa épica. Llamadas de móviles, mensajes, la luz se nos va por momentos, y la senda sigue… agazapados a las paredes entroncamos con un largo singletrack acompañados por un peligroso tubo plástico que le pone emoción al descenso. Por fin, y quién lo diría que afirmaríamos eso, se acaba la senda. Larga. Petadora como ella sola. Camino hasta la fuente del Almanàquer que permite recuperar líquidos a algunos como yo, que nos hemos trincado ¡¡6 litros en todo el día!! Y andábamos gorroneando desde hace rato pezones de Camelbaks de quien teníamos a mano.
No podemos más que gritar de alegría al oler el alquitrán del asfalto que tan sólo dejándonos caer… nos lleva hasta Benimantell guiados por su campanario cual faro en mitad del océano. Han sido diez horas y media de esfuerzo (4h 45' sobre la bici), y más de 2000 mts de desnivel acumulado a través de innumerables puertos y collados.

Benimantell, 19,30 h. 550 mts. La gloria es dolorosa, pero tiene su recompensa.
Una vez más, alcanzamos a comprobar la grandeza de este deporte, la grandeza de las personas que lo practican osando desafiar la montaña a lomos de dos simples ruedas de tacos gordos, que nos han permitido ensimismarnos en cada recodo de los senderos y caminos por los que hemos pasado. Solamente cabe decirle a Aitana, a esta poderosa encrucijada, a las más grande nuestras montañas: ¡¡hasta que volvamos a vernos!!

14 comentarios:

  1. Amen Totxika,amen...acabo de volver a estar por Aitana..pero sin hacer esfuerzos,;) espero k volvamos pronto por alli.
    Gente,yo mañana roto,si hay k poner el coche lo pongo,lo unico k no se haga la vuelta muy tarde(sobre las 2)

    ResponderEliminar
  2. Brutal crónica, Vicent. A la altura de la rotada.


    Al resto, pues nos vemos a las 8:00 en el parque de la Tahona, armados de protecciones. Y bocata. Destino: El Santino (unos 40 km, aprox).

    ResponderEliminar
  3. No tengo tiempo ahora para leer la cronica, mañana con mas clama me la leo, que seguro que no defrauda.

    Yo mañana roto. A las 8 estare alli, Juan si te vienes mañana avisame esta noche y quedamos 5 minutos antes. Con que me dejes una perdida esta noche ya se que te tengo que esperar.

    ResponderEliminar
  4. IMPRESIONANTE CRONICA!!!!. Que recuerdos me ha traido cada palabra escrita en estas lineas.

    ResponderEliminar
  5. Yo mañana roto. Mañana nos vemos. A las 7:55 paso por tu casa, Oscar.

    ResponderEliminar
  6. Yo mañana no puc pero el domingo saldre un poquitico na ma como dicen los de aspe....si alguno gusta manifiestese....Zaaaaaabbbbuuuuuu

    ResponderEliminar
  7. Yo mañana tampoco roto, y Javi si pudiera salir un rato el domingo te doy un toque al móvil.
    Pepe, cómo fué?
    Secre, en tú línea, mientras leía me rascaba los arañazos que aún me quedan en las piernas y notaba el picotazo de ese bichejo en la frente.

    ResponderEliminar
  8. Bien, Zam. Parece que van a soplar nuevos vientos. Veremos si sabemos aprovecharlos. Nos vemos, bandido, que dijiste que pasarías a verme y no viniste...... :D

    Al resto, mañana al "rote".

    ResponderEliminar
  9. que pasada de cronica tron. lastima que no pudo estar.

    el martes me raen mi bic mac :) asi que estare otra vez mas comunicado con el mundo exterior.

    PD.: apuntad 3 xabias bikers pal enduraid (que ganas tengo)

    ResponderEliminar
  10. Jodo, qué senda más cojonuda y risa-maker que hemos encontrado hoy.

    Me lo he pasado teta.

    ResponderEliminar
  11. Ya te digo Pep...,venia ahora de Murcia conduciendo y con una sonrisa acordandome de la bajada

    ResponderEliminar
  12. Gracias muchachos!

    He estado de investigandalf, un día salió muy mal, y otro muy bien.

    ResponderEliminar
  13. Ya te digo si fue una bajada interesante!!!. Gotxo, "palpaste" a la "Carmen Sevilla" de arriba a abajo, je, je, je....

    Cuenta Vicente, cuenta.

    ResponderEliminar
  14. Hola trones. Secre, impresionante tu crónica. He vuelto a revivir la brutal épica que nos marcamos. Ansioso espero la próxima.

    Vengo con las pilas megacargadas de Azuel. Qué maravilla de paisajes, de gente y de gastronomía. Sin duda vengo de uno de los mejores viajes que he hecho en mi vida. Una maravilla.

    Azuel RulZ!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar

Opina, habla, rota...