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domingo, 4 de noviembre de 2018

OTOÑAL POR AITANA (3/11/2018)


Echando un tronco a la estufa, tratando de calentar la casa, fue cuando me vino a la mente mi primera semana de estío highlander: no me lo podía creer, una sofoquina que no dejaba ni conciliar el sueño, "¿cuándo llegará el otoño?", pensaba.

Y apenas le cayeron tres hojas al calendario cuando el ocre tocó a la puerta. No había elección, debía subir a verle.

Al cerrar la puerta comprobé que la mañana era un regalo. Sin frío, con el solecito calentando lo justo, arranqué la marcheta dejando atrás los labrantíos, cargados de aceitunas prestas al varado, abducido por el remor de las acequias que bajan desde el Molí, y saludando a Miguel y a su perro, fieles a su feligresía montañera matutina diaria.

Sin apenas darme cuenta compruebo lo estupendo que me encuentro a lomos de este acerito pensado en el Peak District, que me pareció gamberro en la foto, pero que en realidad es de un noble que tumba. Pedal tras pedal y gracias a lo bien pisado que dejaron el camino tras las trombas de hace dos inviernos, a la que me doy cuenta estoy arriba del Mal Passet, sin andar. Vaya. A tiro de umbría de mi objetivo me doy cuenta que llegaré arriba así, cosa que me alegra, creo que no lo hacía desde 10 años atrás.

En el praderío me zampo el bocata, y me dejo el café con turrón para la cumbre, miro la hora y tiro porque me toca. Le llega el turno a un sendero espitoso, que llevaba dejando de lado cosa de 10 años también. De veras. Hoy le llegó el turno. Altivo como un demonio, remonta en diagonales agonizantes en busca del Portet de Tagarina, salvando unos 200 mts en apenas 900 lineales. Pero me dió todo lo que buscaba, vistas al valle y al mar, azules, verdes, ocres, rojos y marrones caducifolios en un paraje excelente, que muy pocos saben cruzar. Casi me voy al vacío, me sentí tontolculo de ver lo que se rifaba entre losas húmedas y porcentajes severos, pero conseguí llegar arriba, muy contento de comprobar que nadie me vio haciendo el zumbao.

Enfilé y aluciné con el verde intenso maridado con los colores del otoño...

En la cima me sentí lleno, contento de ser del terreno, viendo las primeras nieves del Ibérico, el Golfo de Valencia, Ibiza entre brumas y la Terreta en 3D y 360º. Cualquiera bajaba. Pero la gloria no fue completa, perdí el café que traía enganchado a la riñonera que llevaba de estrenanda. Lo siento, mucho, por tan feo recuerdo en la montaña, aunque lo compensaba con los envoltorios e incluso una funda de gafas que venía recogiendo. El turrón sí lo llevaba.

Luego todo paso rápido, unos alemanes que saludan, una bajada que supo a gloria, una pareja noruega que me abrieron las puertas del Portet de les Boges, y un enganchar de sendas, vericuetos y caminos con un poco de desbroce incluido que tenía pendiente. Abajo... arròs amb fesols i penques de mi suegra, y una Mahou de mi suegro.

Ay otoño, ¡cuánto te echaba de menos!

-álbum completo clickando en la imagen de arriba-

6 comentarios:

  1. A ver si pa la próxima estoy ahí disfrutando del otoño highlandero, que no será por ganas, leñe!!

    Buena divaganda, cosinho!

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  2. Brutal pluma, prosa, verso y mejor persona la autora. Me vi desde la distancia en su compañía, de primera vocal a ültima consonante, total in loff.

    SaluZzZ:
    Breukin.

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    Respuestas
    1. SaluZzZ y gracias mil, helmano.
      La distancia apenas son 9 letras. Nos sentimos bien cercanos!

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  3. Palabras acordes con la estación,como si lo estuviera viendo "live". Que no nos cuenten estos maravillosos meses del calendario, en el monte no pagaremos recibos de luz

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