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martes, 11 de febrero de 2014

DOCTOR, DOCTOR, QUÉ ME OCURRE??


Dicen que, por desgracia, en la mayoría de los casos uno no se da cuenta de las cosas que le suceden hasta que las tiene bien encima, ya sea algo bueno o malo, y en este caso no puedo hacer más que corroborar la afirmación. El ser humano (y sobre todo el rotero), es un animal de costumbres y tradiciones arraigadas que le hacen sobrevivir en este mundo en ocasiones tan complejo, así es que, si lo sacas de su corral, empieza a hacer aguas por todos lados.

Pues bien, 2014 comenzó para servidora con una mala alineación astral, combinada con una espectacular navidad en aquello de lo que a la gastronomía se refiere. Y claro, estos dos ingredientes (sobre todo el primero, pues el segundo lo podríamos calificar perfectamente de simple "aderezo"), acaban suponiendo lo que viene a ser un pifostio monumental, acabando por diversos motivos que no vienen a cuento en el dique seco bicicletil durante 3 semanas seguidas. Visto así, a bote pronto, no parece nada grave, pues las circunstancias mandan y si no se puede, pues no se puede. Pero es que, muy a mi pesar, ahí no iba a terminar la cosa....

Tras el tercer sábado, y sin darme cuenta, el carácter cambia. Me vuelvo más irascible, tanto en casa como en el trabajo. Sigo siendo el mismo, si, pero cualquier "cosita" que pasa la sobrevaloro y la exagero, y todo esto prácticamente sin darme cuenta, hasta que al final caes del burro. Además, cuando intento sacar un momento para darle a la alpargata (segunda válvula de expansión estresil), no voy ni cara al sol, lo cual me hace comerme aún más el torrao.... De Josele paso a Matías en un plis-plas y, tras caer como un jarro de agua helada los motivos (lorzas, edad, resfriado, amoñigamiento...), busco soluciones que no llegan. El problema es que, sin darte cuenta, tras tiempo sin hacer deporte, sin segregar tus endorfinas, sin notarte ligero y optimista, acabas buscando cualquier excusa para no salir (frío, oscuridad, posibilidad de lesión, pereza...), cayendo en una espiral interminable que es capaz de fagocitarte y enviarte al mundo de nunca jamás. No obstante, el mosqueo o motivo de mi preocupación no es el hecho de haber perdido la forma, pues uno, como cualquiera, tiene altibajos y de lo que se trata es de sentirte que cuando haces ejercicio disfrutas en lugar de sufrir. Y eso es lo que me sabe mal, el no poder disfrutar de lo que siempre me ha gustado.


Así es que saltan todas las alarmas y se impone una rotunda reflexión; un golpe de estado interior que obliga a realizar un cambio radical para salvaguardar la poca forma que te está quedando, hasta que llega el tan ansiado sábado, el día de rotar. Y mentiría si dijera que esperaba la rotada como agua de mayo, pues el coco se ha enranciado de tal manera que el lado oscuro no te deja valorar lo que realmente quieres, no deseándolo con tantas ganas como debería de ser... Pero, en cuanto atravieso la puerta de Kiev, toda la ranciedad pasa a segundo lugar....

....Y es cuando llegas a la senda, montado en tu borrica y rodeado de tus amigos, cuando esa negritud es borrada, entrando luz y ganas renovadas que, junto con el aire puro y el olor a montaña, inundan mi cuerpo de optimismo, felicidad y alegría. Puede sonar muy ñoño, pero señores, es así. Y trasladado al mundo de las máquinas, esa rotada, como todas, es similar a ese cable cargador del móvil.

El deporte, el mundo de la bici, el ambiente rotero, el monte, las sendas, esa bajal tan chula, el bocata, las risas, la cerveza de después...., es ESENCIAL en la vida del rotero. Y eso, cuando llegas a casa, tu familia lo nota, absorbiendo esa positividad y haciendo que el palomar sea un sitio confortable. Por tanto, esa simple salidita de sábado es mucho más que eso, es una mañana en la que vas a ganar en salud por dentro y por fuera. Es, ni más ni menos, que una actitud necesaria para ser feliz que, además, te hace esperar con ganas el momento en el que volverá la siguiente rotada, teniendo las pilas cargadas hasta el siguiente finde.

Sin saberlo, hemos ido formando un grupeto de personas dentro y fuera de nuestro pueblo con una actitud muy positiva ante la vida y del que me siento enormemente orgulloso. Hemos ido conformando una cultura de la piedra, con una ideología muy firme y un buenrrolismo que nos sacan de todos los baches ipso-facto. Os invito a reflexionar, a ver un poco más allá de lo que llevamos "trabajado" hasta la fecha. Y ahí lo dejo.

Hoy le doy más importancia que nunca a esa frase típica rotera que reza:
ROTA O XPLOTA!

5 comentarios:

  1. Si tu quieres el sábado te llevo a almorzar a un lugar donde las penas no existen

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  2. Que buena divagancia Josele!!

    Tan buena como cierta, pues quienes hemos sentido, en algún momento, todos esos sentimientos que describes, ya sea por motivos físicos, o por temas del palomar, nos damos cuenta de lo cierto de esta divagancia, y cuan necesaria es la ROTADA DEL SABADO.

    Dicho lo anterior, te secundo en la frase ROTA O EXPLOTA....

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  3. Cuanta razon tienes josele!!

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