El rali está que no hay quien lo toque, para la mili no quedan números, y como esa Remedy no esté a la altura mañana, traspasamos al Juanako al Glee Club.

¿Vienes o vas?
PD: por fin "higues tiernes" (que es diviernes) !!!!!!!!!
Blog dedicado a la "renacida" Penya el Rot, a sus integrantes y a todas las actividades que en ella se realizan. RIBA RIBA!!
MESETAS rulZ!!!!!!!!
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ENDURO???
Cualquiera baja hoy un pedregal con los armatostes aquellos calzados de frenos cantiléver, de cubiertas con menos taco que la moto de Rossi, con potencias kilométricas y con dos portabotelleros, ¡y porque no cabían tres!
¿Temerarios?, ¿cojonazos?, ¿flipaos de la vida? no sé qué calificativo le pondríamos hoy al asunto. Podría echar mano del tópico recurrente y decir que eran los inicios, que todo evoluciona… pero sería demasiado pobre el análisis, si dejásemos de lado lo verdaderamente importante de esto. Lo interior e invisible del conjunto. Como en casi todo en la vida, lo visible no es más que un envoltorio que con el tiempo se degrada y en el mejor de los casos se recicla.
Yo no he reciclado, en casa me dijeron un día que “todo vuelve”, así que guardo celosamente cada trapo fucsia de la época por muchos arrastrones que tenga, por muchos gritos caseros acaecidos como consecuencia de seguir guardando una y otra vez ese viejo culotte cuando toca limpieza de armario. En verdad, creo que lo guardo porque cada uno de los restregones que tiene ese fardagüevos de principios de los 90, contiene una anécdota distinta.
Y ahí es donde vamos. Cada foto difusa que veo de aquellos tiempos, cada rastral que cuelga de los pedales, cada bocata comido en armonía en el monte, se almacena en la mente, y allí se va gestando un modo de entender la vida. Raro de cojones para el 99% de los mortales, pero necesario para nosotros.
Son muchos años ya los que llevamos sudando como cerdos, nos hemos pelado de frío en decenas de inviernos (de “los de antes” y de los “de ahora”), hemos pinchado, reparado y arrastrado la bici muchos días de nuestra vida y a lo largo de cada uno de esos días, hemos utilizado hierros y telas distintos. Pero miro adentro, miro mi gepeto en ese retrato difuso y pese a la evolución tecnopastosa sufrida por el gremio, aún “me veo”. Porque la sonrisa que en esa foto se dibujaba en mi cara, es la misma que se me dibujará en la última foto de este próximo fin de semana. Básicamente, por todas esas cuestiones que se han ido almacenando selectivamente en la mente.
¡Qué grande esto del biciclo de montaña!, ¿que no?