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martes, 4 de diciembre de 2012

PEARL PASS. A PARTIR DE ENTONCES PEARL PASS TOUR.


Hace un buen rato que mis piernas dijeron basta, la cuesta parece interminable y se muestra insaciable conmigo y otros seis pobres individuos, que no es sino todo lo que queda del grupeto inicial compuesto por 15 bicicletas, modificadas con nuestras propias manos para ir por el monte. En fin, era algo que se intuía perfectamente hace tan solo unas horas, cuando empezamos la aventura con la que osamos desafiar las calamidades del Pearl Pass, este viernes 17 de septiembre de 1976.

Mientras Walter y Patty susurran "Sugar Magnolia" de los Grateful Dead, recordando sus correrías como "deadheads", mi mente empieza a pensar en la parte del recorrido que nos queda, y que nos llevará a una épica salida en bici desde Crested Butte hasta Aspen, salvando la salvaje medianera de este puerto en mitad de las Rocosas, que se alza, esbelto y cabrón, a nada menos que 3872 mts de altura sobre el lejano Pacífico.

Las bicis pesan lo suyo, y poco pueden hacer por nosotros una vez superado el lindero del bosque que a estas alturas ya amarillea. Ahora, toda una sucesión de agudos picos y afiladas crestas, dejan entrever el cercano drama invernal, aunque todavía el pasto rezuma algo de verde, y los arroyos de montaña se precipitan valle abajo, como queriendo salir de aquel escenario remoto, que pronto detendrá su movimiento, en forma de nieves y hielos. Entonces, ya solo quedará el viento.

Pues parece que el viento también se quiere unir a la aventura, o quizá es síntoma inequívoco de alcanzar el collado, quién sabe, desde que mi mente se dejó volar y va en brazos de la imaginación, avanzo sin contemplaciones. Una sonrisa tonta llevo dibujada en la cara. No la entiendo del todo, pues lo que nació como un frontal palo hacia la bravuconería de los vecinos de Aspen, que entraron al bar de nuestro pueblo jactándose de haber cruzado el puerto en motocicleta, se está convirtiendo en una odisea.

Pero quiero verles la cara de sorpresa, quiero hacerles ver que dar pedales es más sincero con el mundo y la montaña que dar más gas. Quiero echarme unas risas con los colegas que ahora sufren como yo, y secarme la espuma de la cerveza sabiendo lo que hemos hecho.

Quién sabe, lo mismo esto es la antesala de algo grande, quién sabe si algún día en otro lugar del mundo, la gente seguirá nuestros pasos y dará pedales con bicis gordas y pesadas como las nuestras, pero movidas por el mismo entusiasmo y las ganas de disfrutar de la naturaleza que nosotros. Quién sabe, lo mismo dentro de 35 años las bicis llevarán algún tipo de amortiguación que hará más llevadero el sufrimiento, ¿te imaginas?, 'amortiguación en las bicis!, jajaja. 

Quién sabe... de momento lo cierto es que hace un buen rato que mis piernas dijeron basta.
Aunque, ¡espera un momento!, ¡ya veo el final del puerto!

8 comentarios:

  1. En ocasiones, menos es mas

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  2. Magnífica entrada ;) La descripción muy conseguida.

    Un saludo
    Juan

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    1. Gracias por comentar Juan, no dejes de hacerlo!

      Saludos!

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  3. El Pearl Pass Tour sigue fiel a su cita, 36 años después. Está considerado como uno de los eventos del mtb más antiguos del mundo.

    Xavi Fané fue quién verdaderamente nos lo acercó a tierras de Iberia Sumergida.

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  4. Eso si es autentico ROT stile ;) grandes esos puretillas locos, que seria de esta vida sin esa chispa de locura, no me imagino a Palomita viendo vídeos sin que de su boca se repita una y otra vez esa palabreja locos locos estas muy locos.... grande locura

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